martes, 1 de junio de 2010

Lo peor está por llegar

Todos los analistas serios en el ámbito de la economía, no los que se dedican a pregonar milongas por los medios, avisan que el problema grave de España no está en la deuda pública sino en la privada, que alcanza el 225% del PIB, mientras la pública apenas supera el 60%. Dado por sentado esto, hay que preguntarse el motivo por el que debe ser el estado el que cargue con esa deuda privada. En primer lugar deberían ser los bancos. No podemos olvidar, cosa que se ha hecho con excesiva rapidez, que han sido los movimientos especulativos bancarios los que nos han puesto en una situación muy difícil. Hasta hace dos años España tenía superávit, pero la necesidad de inyectar 120.000 millones de euros en el sistema bancario llevó al estado a un déficit del 11.5%, el 90% del cual son ayudas a la banca. Siendo esto así no entendemos porqué deben ser los trabajadores y pensionistas los que deben apretarse el cinturon. Como han hecho en otros países, deberían ser los bancos mediante impuestos quienes lo hagan.
Pero vayamos a la madre del cordero del problema por llegar. En los últimos quince años se ha incentivado desde el estado un sistemático endeudamiento privado, alentado por bajas tasas de interés y la desregulación del mercado hipotecario. Son muchos los que ampliaban hipoteca para adquirir productos de lujo o financiarse vacaciones sin poder hacerlo. Además, las hipotecas se otorgaban sin ningún criterio, únicamente con la garantía de una firma. La población ha sido muy mal educada y muchos han sacado tajada del asunto: los bancos en primer lugar, el estado por los impuestos, y también los que han vivido a todo tren sin pensar en las consecuencias. Ahora llega el momento de pagar la factura, pero se le hace pagar en gran medida a aquellos que no se beneficiaron de la barra libre en que se había convertido la economía. Es justo que se paguen las deudas, pero lo es que lo hagan los que las contrajeron y no los que no pudieron o no quisieron entrar en la fiesta.

La deuda privada, impagable para España y por tanto incobrable para los bancos internacionales, será convertida en pública, como se ha hecho ya con la deuda bancaria, y tras esto habrá que aplicar nuevas medidas de recorte del gasto, hasta que el estado social sea inviable, que es a lo que vamos. Lo que está hoy en riesgo es el modelo europeo de sociedad, no sólo un modelo económico fracasado. Habrá que estar alerta para ver por donde siguen los acontecimientos, pero mucho me temo que pintan bastos y hemos de estar preparados para que la justicia reluzca en el futuro.

7 comentarios:

Martín dijo...

¡Qué cosas dices, Bernardo! ¡Si estamos en el mejor de los mundos! La prima ofrecida a la selección española de futbol por ganar el mundial supera, con creces, lo ofrecido por otras grandes potencias futbolísticas como Brasil, Inglaterra y Alemania. Más aún, cada español estaría dispuesto a ofrecer 100 Euros de su bolsillo para que la selección ganase el mundial. 100 multiplicado por 40 millones de españoles. Como ves, todo depende de los datos que se manejan. Un saludo y me alegro de encontrarte tan animado como siempre.

Anónimo dijo...

Parece como si no quisiéramos salir de esta deuda, que cada vez se hace más y más profunda. En vez de intentar arreglarla, lo damos todo por perdido o por poco importante, y lo dejamos pasar. Hasta que la bomba nos explote en la cara no nos daremos cuenta y quizás entonces, intentaremos rectificar.

Un saludo.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Sí, creo que llega el momento de que cada cual enfrente su propia culpa en esta situación. Es evidente quienes son los más grandes responsables, pero todos hemos asentido a la orgía de dinero y riquezas que nos seducían a nuestro alrededor.
Aún seguimos inmersos en este mundo de corrupción generalizada. Ayer mismo vi un spot publicitario en el que una conocida empresa aseguraba cambiarte el móvil cada año, estuviera como estuviera. Eso es ahorro señores. ¿Es que ahí el gobierno no puede hacer nada?

Bienvenido al blog, Martín, después de tu periplo por Tierra Santa

Anónimo dijo...

Cuando una tierra cae en miseria, - que es lo que probablemente le pase a España como actúen igual que en Grecia-, ¿cuál sería la forma de salir? ¿Habría manera de salir? ¿Empezando otra vez de cero quizás? Si que nos merece la pena vivir de manera considerable ahora para arruinarlo todo más tarde.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Como diría Marcos, el evangelista, hay que cambiar de mente, de forma de pensar y actuar. Se trata de vivir de otra manera. Quizás con la nueva doctrina del decrecimiento, pero seguro que con austeridad y con mucha misericordia.

Gracias por los comentarios

José David Sacristán dijo...

Querido Bernardo: Me sorprende tu capacidad de implicarte tan a diario en este blog. Siento no participar asiduamente en él porque me creo mis propias obligaciones.
Me sorprende menos el fin de fiesta en el que, a nuestro pesar, nos vemos envueltos. Asistimos al desnudamiento impúdico de un sistema económico que hasta ahora se revestía de oropeles y bonitos disfraces adquiridos a cuenta y que no podía pagar. Los ciudadanos de una parte del mundo estábamos invitados a una parte del banquete (al aperitivo o a los postres), y ahora que el invento parece que no funciona ¡todavía quieren seguir su fiesta privada pese a quien pese¡ Para ello, todos los demás deben apretarse el cinturón. La alternativa, "por supuesto", es el caos ("o yo o el caos"). Y los políticos se asustan y siguen el juego. "Ýa no hay comida para todos, así que os retiramos el plato. A partir de ahora tendréis que contentaros con las sobras. Perdonad, va contra nuestros principios, pero no tenemos más remedio". Una lección de realismo capitalista.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Cómo me alegra, José David, tu participación en el blog. Sabes que aprecio mucho tu valoración de la situación actual, desde que conocí tu magnífico libro sobre el tema.Efectivamente, ese realismo capitalista que se nos ha venido encima se recrudecerá, incluso llegará al sarcasmo. Nos van a restregar por la cara "sus principios", hasta que quede muy claro que debemos acabar con el juego. Se trata de cambiar el tablero y jugar a otra cosa.

Un cordial saludo. Sigo con tu "vivir sin dioses", espero que el fin de curso me deje terminarlo pronto.

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