jueves, 25 de noviembre de 2010

Cantona, Henry Ford y el consumo irresponsable.

Muchos habrán visto las declaraciones del ex futbolista francés Eric Cantona, pidiendo que el próximo 7 de diciembre la gente saque su dinero de los bancos de forma masiva, como acto de protesta y como visualización del poder de la gente. Si todos hiciéramos eso, los bancos se hundirían porque el sistema de reserva fraccionaria de dinero hace que el dinero contante y sonante que está en los bancos no llegue al 3% del total de dinero que existe como anotación bancaria en las cuentas. Si todos sacáramos el dinero de los bancos, habría una bancarrota generalizada. Pero visto en otros términos, lo que se haría patente es la falsedad del sistema que está sustentado sobre la ingente producción de deuda, deuda que está en la base del poder de la banca y de la especulación que nos ha traído hasta aquí. Aunque esto es tan viejo como el sistema capitalista. Ya Henry Ford decía que si la gente supiera lo que los bancos hacen con su dinero, al día siguiente habría una revolución. Dicho de otra manera, si no hay revolución es porque la gente no sabe la verdad de este mundo. Por eso, campañas como la del Día sin compras, que se celebra el 26 de noviembre, pueden ser útiles para ir concienciando a las personas sobre la necesidad de un cambio social que nazca de la conciencia individual. Un día sin compras para saber vivir 364 días de una verdadera responsabilidad a la hora de adquirir los productos que realmente necesitamos. No quiero hablar de consumo, porque todo consumo es irresponsable. Debemos ir hacia una sociedad austera donde se satisfagan las necesidades de todos, necesidades personales y sociales. Éstas se pueden catalogar en siete grupos: alimentación, vestido, habitación, sanidad, educación, cultura y transporte. Además de estas se podrían añadir otras necesidades de tipo secundario, pero sólo deberían ser satisfechas en caso de que las primarias lo estuvieran para todos.
En el fondo de toda esta situación de crisis late la necesidad de avanzar hacia un mundo más humano, donde la austeridad supla a la codicia como fórmula para la vida económica y donde los seres humanos encuentren en las relaciones personales el verdadero sentido de su existencia y no en las relaciones comerciales, en el consumo y en la compra compulsiva. Estamos necesitados de un verdadero ayuno de tantas cosas inútiles que nos imponemos poseer a nosotros mismos. El día sin compras puede ser un buen inicio de otra forma de ver el mundo y la propia vida. Apreciamos iniciativas como las de Cantona y el Día sin compras, pero debemos ir más allá, hacia la construcción de otra sociedad donde ser humanos de verdad.

2 comentarios:

Martín dijo...

Alguna vez he comentado que lo que tenemos en el banco no es dinero, sino apuntes contables. En el fondo, no tenemos nada. La prueba está en lo que tú bien dices. Por eso lo bancos prefieren que paguemos a base de operaciones internas entre los bancos y no sacando el dinero del banco. Por otra parte, creo que este adviento es una buena ocasión para pensar muy en serio en lo que de verdad necesitamos. Si lo pensamos bien, resulta que muchos tenemos al menos el doble no digo de lo necesario, sino de lo conveniente: dos televisiones, dos coches, dos relojes, dos ordenadores..., y así sucesivamente.

Anónimo dijo...

Como muy bien indicas, Martín, a lo mejor este tiempo de Adviento nos sirve de "verdadero tiempo de espera para lo que ha de venir".
Se anuncian tiempos difíciles –esto lo puedo decir yo que tengo trabajo estable, pero la verdad es que muuuuuuuchas personas ya están "en difícil" hace muuuuucho tiempo– y quizás la pequeña luz que se alumbra en el establo de Belén haga que repensemos acerca de los valores de la hermandad, la solidaridad, la renuncia a algo de lo mío en favor del otro...
Me da la impresión de que esta crisis, si acaso puede servir para algo, es para que podamos posicionarnos de manera clara en dónde estamos cada uno de nosotros ante los amigos, la familia... Hoy es raro aquel que no tiene cerca algún caso de situación difícil.
Me resuenan las palabras del Evangelio... "lo que hicisteis a uno de estos, mis hermanos,..."
¿Dónde estoy yo?
¿Dónde estás tú?
El otro día le "expliqué" a mis hijos mayores la Navidad que no dejan ver las luces de neón de calles y escaparates... En pocos días los telediarios comenzarán a dar cifras de "lo que gastamos cada español en estas fiestas" y de "como se nota la crisis en las compras navideñas"...
Espero ser capaz de mantenerme firme en mis convicciones y en mis contradicciones.
Feliz tiempo de Adviento.

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