viernes, 12 de noviembre de 2010

Un cócktel de plástico y arsénico

No hace muchas fechas que los medios de comunicación recogían la información de que los océanos y mares de todo el mundo se estaban convirtiendo en los grandes vertederos de la sociedad de consumo. Ya sea porque los residuos tienen tendencia a ir al mar por medio de los ríos o las corrientes de aire, sea porque se arrojan directamente al mar por medio de emisarios marinos, sea porque se utilizan grandes barcos para llevar los residuos a zonas donde no haya testigos y así poder arrojar toneladas de plásticos, la cuestión es que los océanos de todo el mundo se están transformando en enormes contenedores de basura. Lo que sucede es que mientras los residuos sólidos tienden a hundirse al fondo marino, contaminando así las profundidades, los plásticos flotan y son arrastrados por las corrientes marinas, acabando allí donde éstas convergen. Como puede verse en la imagen que acompaña esta entrada, es principalmente en el Océano Pacífico donde las corrientes arrastran miles de toneladas de plásticos que alrededor del mundo son arrojados a los mares. En la imagen puede verse en color amarillento y verdoso las concentraciones de plásticos en una zona que es bastante extensa y que se encuentra casi muerta desde el punto de vista biológico. Es una espesa capa de varios metros de grosor en la superficie oceánica y que se extiende en muchos kilómetros cuadrados. Las mayores víctimas de este mar de plásticos son las tortugas marinas y las ballenas, que tienden a ingerir los plásticos y perecen por ello.
Siendo esto grave, como es, lo es más aún el hecho de que las enormes masas de gases venenosos y residuos químicos que se arrojan anualmente al aire, ríos y mares del mundo, se concentran también por mor de las corrientes atmosféricas, pero esta vez en los hielos y aguas que circundan el Polo Norte. De esta manera, la mayor parte de la contaminación química está situada en las gélidas aguas del Atlántico Norte. Durante los últimos cien años, las grandes concentraciones de gases contaminantes se depositaban en forma sólida en los hielos polares, pero ahora, gracias al calentamiento global, la temperatura ártica ha aumentado 7 grados centígrados y eso ha producido una disolución de los contaminantes químicos que estaban atrapados en los hielos. Las aguas que circundan el Ártico son muy ricas en fitoplacton y esto produce una de las mayores riquezas biomarinas del mundo. Pero la fauna que allí florece está contaminada por los residuos químicos que ahora llenan el mar y los animales marinos que allí hay están contaminados, hasta el punto que las mujeres Inuit ya no pueden amamantar a sus hijos. Su dieta de carne de foca ha contaminado el alimento para sus hijos.
No terminamos de ser conscientes de los efectos de este modelo de vida que nos han impuesto y hemos aceptado. No queremos ver que el planeta es finito y que no puede soportar por mucho tiempo un ritmo de contaminación como el actual. Sería necesario que cambiáramos de modelo social y productivo, pero con la excusa de la crisis nos hemos olvidado que hay que dejar de contaminar ya, que el planeta no puede esperar. De nada servirá todo lo que se haga para salir de la crisis económica si no se hace para cambiar el modelo social que está depredando el medio natural que debería ser nuestra casa durante muchos milenios más. Por nuestra parte no nos cansamos de repetir que la riqueza mundial permitiría, de repartirse bien, no sólo vivir con holgura a todos los habitantes actuales, sino incluso reducir la presión sobre el medio. Los casi 9.000 dólares por persona y año son más que suficientes para que todos podamos disfrutar de una vida digna, incluso podríamos reducir en un tercio esa cantidad y así disminuir la presión sobre la naturaleza. Si esto fuese portada constante de informativos en televisión, radio y prensa, es posible que de verdad se tomaran medidas, pero el interés es otro muy diferente.

4 comentarios:

Martín dijo...

Es muy necesario que se denuncie la contaminación de los mares. Nuestras propias playas del Mediterraneo están contaminadísimas, llenas de plásticos. A veces de grima bañarse, si tienes unos días de vacaciones en verano y te gusta la natación, porque nadas en medio de plástico. Y por lo demás mi preocupación aumenta en grado superlativo después de enterarme de que si este sistema se hunde no hay que preocuparse, tienen otro igual de reserva.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Así de lamentable, Martín. Tienen muchos sistemas, pero en todos son siempre los mismos los que sufren, y entre los sufridores el planeta es el primero.

Anónimo dijo...

y aún los G-que mas-mandan insisten que la solución pasa por seguir consumiendo más, para que la maquinaria del mercado no se pare. Y contaminando más y mejor. Un detalle de agradecer: las urnas funerarias ya las hacen biodegradables, para que cuando los deudos echen las cenizas al mar, no se las encuentre el bañista de turno. ¡Y algunos hombres G se declaran cristianos. Alguien no ha sintonizado bien con el mensaje evangélico...o no hace bien sus deberes. ¡ Buena travesía a todos!

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Lo de la sintonía con el Evangelio trae cola. Estoy leyendo el último de Vargas Llosa, "El sueño del celta" y hay una escena en la que un oficial de la Force Publique del Congo belga desgarra la piel de un negro a chicotazos mientras una hermosa y liviana medallita de la Virgen María se mece en su pecho al compás de los latigazos que abren la piel del pobre desgraciado que no podía aportar el caucho obligado.

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