martes, 18 de enero de 2011

Sicarios económicos

El término "sicario" proviene de los asesinos que se infiltraban entre los lugares públicos portando una sica, una especie de puñal pequeño que se llevaba bajo la toga. En medio de la multitud, amparados por el bullicio, cometían sus crímenes. Lo hacían a la luz pública, pero sin ser vistos. Esto, que sucedía en el mundo antiguo, sigue sucediendo hoy, pero los nuevos sicarios no llevan sicas sino que actúan mediante el chantaje y el soborno como medio de conseguir sus fines. Estos sicarios económicos, según revela John Perkins en sus dos libros, Confesiones de un ganster económico y La historia secreta del imperio amercano, trabajan para los servicios secretos y para las corporaciones multinacionales. El autor es un ex sicario económico, uno de los encargados de llevar a cabo el chantaje o los sobornos. Nos cuenta que el procedimiento siempre es el mismo: primero se intenta "convencer" a los políticos de un país rico en recursos naturales de que "necesitan" grandes préstamos para modernizar el país. Con estos préstamos se invierte en aquello que necesitan las multinacionales para explotar los recursos, ya sean autopistas, aeropuertos o fuerzas de seguridad. Nada de ello beneficia a la población sino a las empresas extranjeras y a los políticos y empresarios nacionales. Pero la deuda queda para todo el país, como no puede pagar llegan las políticas de ajuste estructural implementadas mediante el Fondo Monetario Internacional. Llegados a este punto, el expolio de las riquezas ha sido consumado y el país ya está en la miseria.
Si el político de turno se niega, como fue el caso de Mossadeq en Irán, de Arbenz en Guatemala o de Roldós en Ecuador, se pasa al plan b, se envía un chacal, un asesino para que acabe con el problema, sea mediante la instigación de los militares autóctonos para que lo derroquen, sea mediante un golpe cívico-militar, como en Venezuela, sea mediante un magnicidio, caso de Roldós. Si este plan b falla, llega el plan c: la invasión, como en Granada, Irak o Haití. Siempre es el mismo procedimiento, se ha repetido desde el fin de la segunda guerra mundial una y otra vez y sigue implementándose aún hoy en distintos lugares del planeta.
La economía actual no es sino el desarrollo de una especie de mafia internacional al amparo de una legislación inmoral que protege a los carroñeros y asesinos y condena a miles de millones de seres humanos a la muerte o la miseria más absoluta. Cuando algún país o comunidad decide rebelarse, es aplastada sin ningún miramiento y si alguien disiente es acallado mediante la criminalización de su pensamiento. Esto mismo es lo que vivimos hoy día y de ello hablaremos mañana. De momento dejo el vídeo donde el propio Perkins lo explica.


1 comentario:

Martín dijo...

A propósito de lo que dices, pero desde otra perspectiva: hay muchos modos de matar. Se puede matar porque a uno le quitan el trabajo, o le meten en una mala vivienda, o no le cuidan en su enfermedad, o le envían a la guerra. La mayoría de esos otros modos de matar no están prohibidos en nuestros países. Por cierto, hablando de economía, he oído que nuestro vecido rey marroquí tiene en el Banco de Santander un dinero que supera la deuda externa de su país. Eso también es otro modo de matar, en este caso de matar a un país. Y lo de Túnez, si es verdad que los emperadores en su huída se han llevado una tonelada y media en lingotes de oro, no tiempo nombre. Otro modo de matar.

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