viernes, 4 de febrero de 2011

Manos unidas, conciencias despiertas.

Con motivo de la Campaña contra el hambre que Manos Unidas realiza anualmente, he sido invitado a la presentación de la misma por el grupo de Manos Unidas de Cehegín con el título Mortalidad infantil en un mundo injusto. La intervención tendrá lugar a las 21 horas y en ella pretendo mostrar cómo es un mundo para que en él mueran de hambre 20.000 niños al día. No voy a perder mucho tiempo en los datos de tamaña injusticia, creo que de sobra son conocidos. Sí voy a dedicar el tiempo disponible a demostrar que no es una cuestión de mal reparto, ni mucho menos de fatalidad. Se trata de un orden injusto que necesita de la miseria de las mayorías famélicas del mundo para seguir produciendo riqueza para unos cuantos. Es decir, que la miseria, no la pobreza, es dialécticamente proporcional a la riqueza. Para ser más exactos, que el enriquecimiento obsceno de unos se produce a costa de la pauperización extrema de la gran mayoría. Esto se puede comprobar con la simple constatación del aumento de la diferencia entre los enriquecidos y los empobrecidos. Si en 1900 la diferencia estaba en 1 a 15, en 1970 se había llegado a 1 a 30 y en 2000 1 a 60, para acabar en 2010 en 1 a 90. Con esto se ve claro que el dogma neoliberal que los medios de comunicación nos mienten a diario es falso. A saber, que para acabar con la pobreza hay que crear riqueza en un nivel suficiente que permita que, por filtración, descienda de los ricos hacia los pobres. Esto es ideología en estado puro. En los últimos 15 años se ha duplicado el Producto Interno Bruto del planeta, pero ese beneficio se lo han quedado unos pocos, aquellos que han visto engordar sus cuentas bancarias.

Es un error caer en la ideología actual del crecimiento constante, porque ese crecimiento no asegura por sí mismo la justa distribución de lo producido. Es más, el crecimiento es el motor de la injusticia, precisamente por el modo capitalista de producción, un modo organizado según la estructura centro/periferia. El centro, los enriquecidos, se apropian de todo, mientras la periferia, el resto, son expropiados de todo. Hay que salir del sistema de producción y distribución capitalista que genera la riqueza/miseria en el mundo. No se trata de acabar con la pobreza, sino con la riqueza, porque es ésta ultima la causa de aquella. Más concretamente de la miseria. La pobreza, en sí misma, es el medio para acabar con la estructura criminal del mundo que condena a 1200 millones de seres humanos a la inanición. La pobreza es un valor humano esencial, no la miseria. Contra lo que luchamos es contra un orden mundial que pauperiza a los cuatro quintos de la población mientras idiotiza al resto y enriquece a unos pocos.

Rafael Esteban, un misionero del que no volví a saber nada, nos contó en unas charlas a los miembros de Manos Unidas en los ochenta que no se trataba de hacer una campaña contra el hambre sino de ir en campaña contra el hambre hasta acabar con sus causas. De nada, nos dijo, sirve alimentar hambrientos hoy para tener que hacerlo mañana otra vez. Lo que hay que hacer es destruir la maquinaria asesina en la que vivimos. Hay que acabar con la Bestia, con el dios Molok que exige sacrificios humanos. Y, para los cristianos, se trata de optar entre el dios de este mundo, dios de muerte que condena a tantos millones de hermanos a la muerte, y el Dios Padre de Nuestro Señor Jesuscristo, Dios de Vida y Amor que nos compromete en la lucha contra la seducción del poder, el dinero y la riqueza. El dios de muerte siempre recurre a la cruz, pero nosotros esperamos la resurección como triunfo final. Hoy, aquí, vivimos como resucitados si damos un paso en la destrucción de la máquina de muerte de este mundo. Aunque sea en nuestra mente y nuestro corazón.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres muy grande, Bernardo, llevo leyendo tu blog desde sus inicios.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Gracias, por la fidelidad.
Un cordial saludo.

juan josé gómez dijo...

Desde el grupo de Manos Unidas de Cehegín te agradecemos enormemente tu aportación en la charla del viernes. Nos has invitado a que nos informemos, a que optemos por una vida más austera y sencilla, a que nos posicionemos en favor de las víctimas de un sistema injusto e inhumano y en contra de todas aquellas estructuras (políticas, económicas) que generan misera. Gracias a Dios por profetas como tú...

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