Por el modo de reaccionar del sistema, el movimiento ciudadano va por buen camino, por el camino de cuestionar lo esencial de este modelo de latrocinio en el que vivimos y del que quieren que seamos copartícipes y corresponsables, esa ha sido su estrategia. Para desmovilizar al pueblo se le ha querido integrar en los supuestos beneficios de un sistema de destrucción del planeta y de exclusión social. Si nos portamos bien, nos dejarán participar de la fiesta del consumo y entonces seremos felices, pero si protestamos seremos excluidos. Es más, si disfrutamos de unos mínimos medios de vida es porque nos lo permiten y no tenemos derecho a protestar. Han conseguido generar la mala conciencia en el pueblo sólo porque se dispone de lo esencial para vivir: casa, trabajo, educación, sanidad, ocio y transporte. Han conseguido que muchos perciban un derecho como una dádiva del sistema en el que vive, cuando cualquiera puede entender que es un derecho arrancado de las zarpas de los poderosos, que siguen manejando el pastel. Ahora, de lo que se trata es de acabar con los manejos de las élites, quitarles el pastel y hacer de este mundo un lugar habitable para todos, porque en él hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero nunca habrá bastante para la avaricia de las élites y sus acólitos.
Los movimientos ciudadanos, después de veinte años de neoliberalismo, deben superar el infantilismo de pataleta en el que han sido sumidos, incluso el colaboracionismo, para llegar a una verdadera crítica madura del modelo social imperante. Esa es la verdadera "línea roja" que hay que pasar, no podemos quedarnos en el derecho a pataleta que nos reconocen los políticos, sino que hay que avanzar hacia la deslegitimación de todo el sistema, por los medios que fueren necesarios para acabar con un régimen de violencia estructural y sistemática que condena a la población a un futuro de sumisión y sufrimiento. Como nos enseñó Gandhi, la paz es el camino para llegar a un mundo fraterno, pero hay que idear medidas imginativas que pongan al sistema ante sus contradicciones y permitan a todos ver que el rey está desnudo.
1 comentario:
Me parece que hay dos ideas de fondo buenas, pero habría que encontrar el modo de articular su puesta en práctica: primera idea, el sistema capitalista es insaciable y se alimenta de la pobreza de muchos. Segunda idea: las protestas ciudadanas, como dices en un post anterior, tienen muchos motivos. Y, desde luego, no se trata de la protesta de unos cuantos desarrapados, sino de muchos tipos de personas. En Valencia, en la manifestación del pasado domingo, había señoras con bolso que parecían de misa y comunión (y pido perdón por esta descripción que no tiene nada de negativo, y sólo busca expresar gráficamente que no se trata de jóvenes malvados y perversos). Y entre los jóvenes había universitarios bien vestidos y sin pendientes (pido perdón otra vez por la descripción), algunos católicos practicantes que yo conozco y me han contado lo de las señoras, un poco indignados ante la descripción que hacen algunos medios de los participantes.
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