sábado, 18 de junio de 2011

Sobran los motivos

Para estar indignado y pertenecer al grupo de los mismos, sobran los motivos. La lista es inmensa y en este espacio hemos ido desgranando cada mes más de diez motivos para ello. Quiero hoy, víspera de la jornada de manifestación contra el pacto del euro, enumerar, si quiera someramente, los motivos más importantes para seguir en la brecha, a pesar de la campaña en contra que sufre el movimiento. Habría que decir aquello de ladran, luego cabalgamos, porque es evidente que esta movilización ha puesto muy nervioso al establishment político y a los empoderados económicos; a todos aquellos que sienten que la gente se ha hartado de tragar quina y que está dispuesta, a veces con violencia, una violencia en todo caso como respuesta a la Gran Violencia que ejerce el Poder contra ellos, a rebelarse contra toda esta injusticia. Y no es menos importante el hecho de que el Poder siga creando sus mercenarios de la palabra y del logos, ese grupo de filosofadores profesionales que viven a costa de los suplementos dominicales, las columnas semanales, las entrevistas a tiempo y a destiempo y la palabra de urgencia para interpretar la realidad de acuerdo a lo que los mandarines quieren que sea. Estos tales, no me atrevo a llamarles sofistas para no denigrar a aquellos griegos, pueden ser de distinta ralea, pero la más perjudicial es la de los sesudos catedráticos. Con su verbo ágil y enmarañado permiten a los medios de incomunicación convertir la legítima protesta social en vituperio, insulto, calumnia y casi blasfemia de un grupo de desagradecidos incapaces de ver más allá de sus melenas. Retuercen la lógica para convertir la claridad meridiana de los argumentos críticos en juegos lingüísticos de hipocresía, donde todo vale lo mismo y por tanto nada tiene ningún valor real. En España los hay a decenas en los distintos medios, aunque el caso más importante es Peter Sloterdijk, el filosofador de Lubeck, al que le han salido emuladores, malos por supuesto, en la piel de toro. El neonietzscheano aplica la lógica de los Señores y se rebela contra el resentimiento de los inferiores, los pobres y desposeídos. Éstos tales sólo saben exudar odio y rencor contra los ricos y poderosos, a los que impiden disfrutar tranquilamente de su esfuerzo y trabajo. Sloterdijk propuso hace dos años una especie de huelga fiscal, que los ricos se nieguen a seguir manteniendo a un Estado despilfarrador. Según este p(i)ensador la única manera de que los ricos puedan gozar dignamente de su riqueza es que los impuestos, verdadero latrocinio de los pobres, según él, den voluntariamente lo que crean conveniente para el sustento del Estado. Como verá el lector, hay muchos que le siguen por estos pagos, sobre todo alguna lideresa con aires señoriales.

Bueno, por si todavía no está muy claro, va aquí una lista de cosas que realmente suceden, pero que para los medios no son reales o si lo son, no son la causa de una profunda indignación, diría yo que de una santa ira:

  1. Aunque el Presidente del gobierno siga profiriendo falsedades, el rescate bancario le ha costado a España 230.000 millones de euros, el 23% del PIB y por tanto un tercio de nuestra deuda pública.
  2. Por mucho que lo digamos la gente no lo cree: las principales empresas españolas ganaron el pasado año un 14% más que el anterior, su récord histórico, mientras disminuían las plantillas y recortaban los salarios.
  3. Es más difícil de explicar, pero el año pasado, los súper ricos españoles sumaron un 30% más de riqueza a su ya inmensa fortuna, de modo que el 90% de la riqueza total española está en manos del 1% de la población.
  4. Todos los analistas está de acuerdo en que la liberalización total del sector financiero es causa próxima de la situación de crisis económica, sin embargo, nada se ha modificado en ese sector.
  5. Por el contrario, todas las reformas han caído del otro lado, del lado que no ha sido sino paciente de la situación: recorte del 10% de las pensiones; reforma del mercado laboral para reducir los derechos y aumentar la precariedad; disminución de la cobertura social de las clases pobres.
  6. Se ha recurrido a lo público para salvar a lo privado, pero ahora se privatiza lo público como medio de debilitar los futuros intentos por reconducir la situación. Se regala a las empresas privadas lo que ha costado muchos años convertir en rentable y se socializan las pérdidas ocasionadas por la mala gestión y la avaricia.
  7. La educación y la sanidad han entrado en la órbita de la gestión privada, pero con los fondos públicos: el paraíso del capitalista. Por un lado se tiene la demanda asegurada y por otro se controla la oferta, la ocasión perfecta para la ineficiencia de la que supuestamente se huye.
Hay muchos más motivos, sobran diría yo, que cada cual añada el suyo...


*En la imagen el interfecto p(i)ensador.

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