Quizás los lectores recuerden una cinta alemana de 2003, Good bye, Lenin! Los hechos narrados transcurren en 1989, tras la caída del comunismo en la RDA. Un joven, cuya madre es dirigente del Partido Socialista Unificado, participa en las revueltas contra el régimen. La madre, al ver a su hijo en las mismas sufre un shock y entra en coma, del que saldrá ocho meses más tarde, cuando la RDA ha desaparecido y el mundo por el que ella luchó ha muerto. Ella, resucitada tras la catástrofe, ha de enfrentarse a la realidad, pero su hijo, preso de un grave complejo de culpa, crea para ella una realidad paralela, inventando incluso, con la ayuda de un amigo, telediarios donde se mantiene la existencia del comunismo. Se trata de un juego en el que participa la comunidad de vecinos y donde todos acaban viviendo la ilusión de mantener el socialismo, mientras el capitalismo más salvaje se apodera de la realidad. Una de las enseñanzas de esta película es que, a veces, una ficción es la única manera de poder soportar la realidad.
Como diría Lacan, lo Real no puede ser vivido directamente, necesita de la mediación de lo Simbólico y de la intervención de lo Imaginario. En otras palabras, para poder soportar lo Real del Capitalismo se necesita la mediación de lo Simbólico de la democracia participativa y la intevención de lo Imaginario de la utopía. El Capitalismo, puro y duro, no puede ser soportado por ningún ser humano cabal, de ahí que se creen ficciones que permitan vivirlo como humano: la democracia liberal, la economía de mercado, la globalización... Son algunas de sus máscaras, de las ficciones que permiten creer que el Capitalismo es posible. Pero la realidad es otra, como en la película de Becker, la realidad es que el mundo se viene abajo y que las ficciones son máscaras que nada pueden evitar. A lo sumo, como en el film, puede ofrecer la belleza del amor del hijo que intenta mantener la mentira de un mundo que ha caído. Cuando la madre descubre la mentira que su hijo ha creado para ella, muere, pero muere con la certeza del amor de su hijo, es redimida en cierto modo.
En estos días estamos viviendo algo parecido con el Euro, la moneda que sirve de ficción de la unidad europea. Desde el principio es una moneda herida de muerte, al nacer sin unión fiscal y legislativa, pero desde 2007 su defunción está firmada, a falta del entierro. Sin embargo, como en el film que comentamos, los políticos europeos y los medios de comunicación, muy especialmente estos últimos, nos han creado la ficción de que el Euro sigue vivo y de que es cuestión de unos ajustes fiscales y algunos sacrificios para sacarlo a delante. Nos mantienen la farsa de la existencia de un mundo que ha muerto, como en 1989, pero que sigue existiendo en el discurso, es decir, en lo Simbólico, incluso en lo Imaginario, como una utopía de unidad, justicia y solidaridad. Pero todo esto no es más que el gran montaje realizado para encubrir lo Real insoportable: el Capitalismo está vivo a costa de un mundo en quiebra y herido de muerte. La única opción realista hoy es dejar el Euro como moneda y todo lo que eso significa: abandonar la gran mentira del Capital y avanzar hacia una nueva Realidad forjada desde la verdadera Imaginación que es capaz de crear lo nuevo de forma constante. Como nos dice el deuteroisaías: "abriré ríos en las dunas"*, porque para el Amor y la Verdad nada hay imposible. La acción novedosa ha de venir mediada por lo Simbólico, por nuevas formas de entender el mundo y de representarlo, por nuevos sistemas sociales, económicos y políticos y esto es una labor de mucha gente y de mucho tiempo. Se trata de empezar ya, primero por desmontar la ficción que encubre la realidad y empezar a gritar que el rey está desnudo, que el mundo que nos han impuesto se ha caído y que hay que buscar otras alternativas.
Empecemos por organizar un movimiento para salir del Euro, para dejar los modelos de gestión y producción que el Capitalismo global nos ha impuesto. Es seguro que lo vamos a pasar mal durante unos años, pero después es muy probable que vivamos en un mundo humano de verdad. Nosotros lo pasaremos muy mal, pero habrá futuro para nuestros descendientes. La otra opción, la de mantener la ficción y seguir a ver si el próximo trimestre ha crecido la economía, o el próximo dato de paro es levemente mejor que el anterior, es, sencillamente, el suicidio. Sin embargo, al contrario que en la película, será una muerte sin redención, sin amor.
*Is 41,17 »Los pobres y los necesitados buscan agua,
pero no la encuentran;
la sed les ha resecado la lengua.
Pero yo, el Señor, les responderé;
yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
18 Haré brotar ríos en las áridas cumbres,
y manantiales entre los valles.
Transformaré el desierto en estanques de agua,
y el sequedal en manantiales.
19 Plantaré en el desierto
cedros, acacias, mirtos y olivos;
en áridas tierras plantaré cipreses,
junto con pinos y abetos,
20 para que la gente vea y sepa,
y considere y entienda,
que la mano del Señor ha hecho esto,
que el Santo de Israel lo ha creado.
3 comentarios:
Estoy de acuerdo con el fondo. Ya no me animo tanto a apoyar la forma, o sea, la caída del Euro. De economía no entiendo nada, pero sospecho que las ventajas del euro son más que los inconvenientes. Tengo la impresión de que la caida del euro nos conduciría al nacionalismo egoista y al "sálvese quién pueda". Es la impresión de uno que no sabe.
No, Martín, el Euro va a caer, sí o sí. De lo que se trata es cómo y cuándo. Lo que hay que hacer es saltar antes de que se hunda y nos arrastre definitivamente. El Euro está siendo utilizado por los que poseen la pasta para sacar todo el provecho posible antes del fin del mismo. Creo, sinceramente, que salir del Euro es la única forma de evitar el caos que se avecina.
Los tiempos de ostracismo que se vivieron en España no pueden volver.Formamos parte de Europa, y la solución la debemos buscar unidos al resto de europeos.Sin alvidar que dentro de la familia europea,los íberos ( Portugal-España) no están entre los parientes ricos, quienes por cierto se hacen cargo de los sueños de grandeza de sus parientes pobres ( España entre ellos). No olvidemos las ventajas que suponen seguir siendo europeos, para lo bueno y lo malo: libre circulación de personas,erasmus, planes de educación y sanidad. Esto es lo real, sin ínfulas ni castillos en el aire. España jujugó a ser rica, cuando nunca lo ha sido: en pesetas y en euros. Eso si, en tópicos como alegria, sol y playa...poca broma, que el turismo sigue equilibrándonos la balanza de pagos.
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