El proceso da la sensación de ser lento, pero la realidad es que va a una velocidad de crucero. Un modelo económico que cuenta con más de dos siglos, se está derritiendo como un témpano de hielo en primavera. En poco más de tres años se ha multiplicado por 100 la diferencia entre la economía real y la financiera; ha aumentado la diferencia entre los poderosos, el 0,7 % de la población y el resto; ha crecido en un doscientos por cien el número de pobres y hambrientos y el lujo no deja de aumentar. Todos estos son los signos claros de la decadencia moral de un sistema social que se dirige hacia el caos más absoluto.
Los intentos de salir de esta situación son todos vanos: no hay posibilidad de salir tal y como se ha gestionado el problema. Cuando el capitalismo empezó a quebrar, los líderes mundiales nos prometieron un cambio, una transformación, una reformulación del capitalismo con el fin de evitar la catástrofe. Nada de esto se ha realizado, antes bien, lo que se ha producido es un afianzamiento de los modelos capitalistas de producción y distribución, es decir, más de lo que produjo el colapso mundial. Además, mediante todos los medios de ideologización que poseen se han encargado de hacer creer a la gente que el problema es la deuda de los Estados, a los que se tilde de despilfarradores, y el déficit público. Sin embargo, cualquiera que analice los datos con imparcialidad puede ver que el problema ha sido causado por la relajación de las normas financieras y crediticias, por la disminución de la recaudación fiscal fruto de las sucesivas rebajas de impuestos a los ricos (el que quiera negar esto corre con el onus probandi) y por el adelgazamiento del sector público, único capaz de servir a la sociedad sin ánimo de lucro.
Ahora, lo único que nos queda es intentar capear el temporal que se avecina. Un temporal que tiene dos vectores: el neoliberal y el contestatario. Por un lado tenemos la reacción de los capitalistas, que ejercen una violencia salvaje que podría llegar a legitimar cualquier acción defensiva por parte de la sociedad; pero por otro lado tenemos la reacción violenta de los grupos que no saben o no pueden reaccionar de otra manera. Sin embargo, esta última no es la solución, sólo un agravamiento de la misma. Comparto las posiciones de los jóvenes que se manifestan en Sol y otros lugares, pero me parece que se están perdiendo en medio del asamblearismo. La historia no puede ser reinventada cada vez que llega una generación nueva. Debemos ser capaces de aprender de la historia, de la que decíamos que era una sucesión de esperas activas. Ha habido muchos momentos de cambio y muchos errores. No cometamos los errores y aprendamos para esta situación.
Creo que los manifestantes en España están intentando llegar a posiciones de cambio real, aunque ciertas propuestas son claramentes mejorables. He conocido la propuesta de crear un partido que pida el voto nulo, lo cual serviría para vehicular el descontento dentro del modelo de democracia representativa. Pero ya puestos, ¿no sería mejor crear un partido con un programa electoral que refleje las peticiones del 15-M? Creo que si un partido así entrara en el parlamento español y lo hiciera con fuerza, tendría la capacidad de condicionar cualquier decisión política en España. No hay más alternativas. O participamos en la democracia que hay o la eliminamos, pero esto último exige un grado de violencia que no parece posible ejercer. Por lo tanto, ya que se crea un partido, que vaya al parlamento y haga política de verdad. Imaginemos que el 20-N sale de las urnas un partido nuevo que refleje las ideas del movimiento y que tiene una representación suficiente para condicionar la gobernación del país. Según están las cosas, un partido que irrumpiera con tres millones de votos repartidos por toda España podría rondar los 40 escaños y con esta representación impediría cualquier mayoría absoluta. Esto obligaría a los grandes partidos a pactar y así demostrar que son lo mismo ambos. Esto es política, no real politik. Veremos si el largo y cálido verano es suficiente para ahormar una alternativa así.
1 comentario:
Bien regresado seas con tus reflexiones sobre este modelo económico que nos toca padecer y que no conduce a ninguna parte. Pero una cosa es cierta: o nos comprometemos "políticamente" o seguiremos sufriendo el modelo. Hay políticos honrados, pero la maquinaria de los partidos no les facilita las cosas. Crear un nuevo partido, quizás sí. Pero conscientes de que habrá que ir poco a poco. Bien regresado. Saludos desde las Islas Baleares.
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