miércoles, 2 de noviembre de 2011

El disputado voto del señor obispo

Vaya, vaya, que nos hemos quedado sin partido a quien votar. Los católicos españoles hemos sido llamados por nuestros obispos a orientar el voto hacia aquellas opciones políticas que estén en contra del aborto, del matrimonio gay y de todo lo que atente contra la vida. Claro, que lo han dicho con un lenguaje un tanto enrevesado, pero como el lenguaje tiene la cualidad de decir lo que el emisor y el receptor entienden, pues ese es el "resumen ejecutivo" del punto 5 de la nota emitida. Bueno, en estas estábamos, concienzuda y sesudamente investigando cuál sería nuestro voto, cuando llega el único partido que parecía cumplir estas condiciones para recolectar el voto católico y desvela su programa y al desvelarlo revela la imposibilidad de que los católicos le votemos. Como puede leerse en su programa, especialmente en las páginas 108 y 109, el partido reformará la ley del aborto para defender la vida, pero no eliminará tal ley. Tampoco se dice nada de eliminar el matrimonio gay. En fin, que estamos muy desconcertados los votantes católicos, a ver si ahora resulta que nos vamos a tener que sumar al 15M y pedir la abstención o el voto blanco o nulo.

También podría darse la posibilidad de hacer exégesis del programa electoral y donde el PP dice "cambiaremos la actual regulación de la ley del aborto para reforzar la protección del derecho a la vida", entendamos que esto no es una forma de no decir lo que en realidad piensan hacer sino que van a hacer lo que propone la Conferencia Episcopal y van a volver a la legislación que despenaliza el aborto en unos pocos supuestos, pero manteniendo como delito tal actividad. Sería posible que donde el programa electoral dice "promoveremos la actualización de nuestro derecho de familia para adaptarlo a las nuevas realidades sociales" quieran decir que se eliminará la posibilidad del matrimonio homosexual, pero lo más aconsejable desde el punto de vista hermenéutico es pensar que la legislación sobre la familia no se diferenciará mucho de lo que ahora hay, más allá de la modificación de la nomenclatura adoptada por el actual gobierno.

Los que nos tenemos por católicos y además adultos, no podemos emitir nuestro voto sin antes sopesar adecuadamente los pros y los contras de tal decisión. Siendo fiel a lo que la Conferencia Episcopal ha dicho, "cada uno deberá sopesar, en conciencia, a quién debe votar para obtener, en conjunto, el mayor bien posible en este momento". Por esto, creo que en conciencia se podría votar a casi cualquier opción política. Los católicos que voten al PP pueden alegar que es el partido que puede garantizar los derechos de la familia, muy a pesar de lo que realmente hicieron cuando gobernaron. Los católicos que voten al PSOE pueden alegar que es el único partido que puede garantizar la defensa del Estado de Bienestar, pilar fundamental en la Doctrina Social de la Iglesia. Los católicos que voten a IU pueden argumentar en su defensa que es el único partido que puede encauzar en estos momentos hacia una salida real de la crisis y no meros parches que solo nos hunden más en ella. Aquellos otros católicos que votan a opciones nacionalistas también pueden decir que su voto puede ayudar a que ninguna mayoría se imponga al resto como hemos visto en el pasado. Y por último, aquellos que no voten, lo hagan en blanco o anulen su voto, pueden esgrimir la ilegitimidad del orden político en el estado actual de cosas y la necesidad de romper con él.

Sinceramente, creo que la Conferencia Episcopal ha realizado un ejercicio magnífico de clarificación, dejando a cada cual ante su propia conciencia y permitiendo que los católicos ejerzan como adultos en una sociedad democrática.

2 comentarios:

Martín dijo...

Si no fuera porque entiendo que todo el artículo tiene una lectura detrás de la lectura, pensaría que me he equivocado al leer: "el único partido que parecía cumplir estas condiciones para recolectar el voto católico" antes de desvelar su programa. Antes de desvelar su programa estaba igual de claro que después de desvelarlo. Y los que pensaban votarle no necesitaban de ninguna nota; ni ninguna nota les hará cambiar de opinión, porque efectivamente, yo pienso que una lectura estricta de la nota impide votarle. Así que lo mejor es no perder el tiempo con justificaciones de voto.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

La ironía y en ocasiones el sarcasmo son las únicas armas contra quien tiene una mentalidad cuadriculada. Da vergüenza ver el descaro con el que se identifican algunos que deberían saber leer la DSI para interpretar de otras maneras. Pero la ideología se impone a la fe.

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