miércoles, 4 de abril de 2012

La esclavitud es el futuro

Los datos sobre esclavitud en todo el mundo son para escandalizar a cualquiera, pero los recibimos ya como si nada, como si eso fuese condición natural de ciertas personas o algo endémico en algunos países. No son datos que aparezcan  habitualmente en los cada vez más controlados y estercolizados medios de comunicación. Uno de esos que aún se atreve a seguir publicando noticias que no son políticamente correctas nos ha dejado un artículo interesante: "Tres empresas españolas incluidas en la lista negra". Estas empresas, que no solo fomentan, sino que ejercen la esclavitud, solo que por medios interpuestos, son tan importantes como El Corte Inglés, Cortefiel e Inditex. Son las empresas que marcan la pauta, junto con las archiconocidas Nike, Adidas y el resto que no es necesario nombrar.
El modo cómo ejercen la esclavitud es sabido por todos los que trabajan para paliar las situaciones de injusticia mundial. Se subcontrata la producción a una red de pequeñas empresas que prácticamente solo producen para la empresa. Se les proporcionan todos los medios y los subcontratistas buscan la mano de obra y se encargan de las extorsiones necesarias para poder producir sin contratiempos. En los tres últimos años estas empresas han ajustado los precios y los subcontratistas han tenido que buscar mano de obra más barata: niñas. Esta mano de obra es utilizada sin ningún miramiento: han de trabajar por menos de un euro diario los siete días de la semana. Cobrarán al cabo de cinco años, un dinero que será para su dote, de esta manera las familias pobres ven aliviada su situación.

Huelga, perdón por la palabra, sobra decir que cuando vamos a estas tiendas estamos fortaleciendo la política de esclavitud, pues si compramos estas prendas colaboramos en el crimen y nos sumergimos en el pecado estructural que está matando a tantas niñas. Luego nos creamos las coartadas del tipo: "qué puedo hacer yo solo", o "es que es ropa de calidad", o, peor aún, "al fin y al cabo les dan trabajo". Todo esto no es más que la expresión de la basura moral de los países enriquecidos. Pues bien, este es el futuro que quieren para Eurorpa: la esclavitud de la India, África o Brasil. Quieren ponernos a los trabajadores a competir con aquellos que están en esclavitud, crear un mercado internacional de la esclavitud donde todos ofrecemos lo que tenemos. Es la consecuencia necesaria de la globalización de las empresas, ahora hay que globalizar a los trabajadores. No sería justo que nosotros disfrutemos de servicios sociales que no tienen en India, por tanto, eliminemos nuestros privilegios. El futuro que quieren para nosotros es la esclavitud.

No está mal recordar que ayer se cumplieron 93 años que una ley impedía trabajar más de 8 horas diarias. Esta ley se promulgó tras un mes y medio de huelga de los trabajadores catalanes de la industria eléctrica. Hubo palizas, detenciones y hasta muertos, pero los trabajadores de toda España se beneficiaron del sacrificio realizado por aquellos obreros hartos de la injusticia y de no ver un futuro para sus hijos. Para mí hay aquí una interpelación clara: o elegimos el camino que marcan las empresas  o elegimos el que nos enseñaron nuestros antepasados. Si no queremos la esclavitud de nuestros hijos, deberemos impedirlo hoy.

*En recuerdo de Iqbal Masih, asesinado el 16 de abril de 1995, con doce años, por denunciar la esclavitud. Si los adultos de aquí tuviéramos el valor de este niño...

2 comentarios:

Martín dijo...

En vísperas del viernes santo tu post nos hace caer en la cuenta de la cantidad de cruces que cargamos sobre los demás, incluso a veces sin querer y sin darnos cuenta. Lo malo, como bien dices, es que cuando nos damos cuenta, buscamos mil motivos para justificarnos. Lo del viernes santo es más actual que nunca. Y para todos estos niños trabajadores el futuro no es la resurrección, sino más cruz. A no ser que algunos se arriesguen a ir a la cruz para librar de sus cruces a los demás. A pesar de todo, Feliz Pascua.

checha dijo...

Tienes razón, en tanto permitimos la injusta esclavitud en los países pobres nos hacemos cómplices, contribuimos a la tragedia moral que ello comporta: la muerte de la infancia. Pero más aún, hemos asumido la moral del esclavo, aterrorizado de miedo por perder lo poco que aún no le han quitado, incapaz de levantar las manos, luchar con valentía por el presente exterminador de derechos consolidados y el futuro que les espera a sus hijos, nacidos bajo el estigma de esta maldita inmoralidad económica que rige el mundo.

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