lunes, 2 de abril de 2012

La "no condena" de Queiruga

La noticia, no por esperada, ha sido menos impactante. Los medios laicistas titulan con grandes caracteres: "Los obispos condenan a otro teólogo". Los medios ultraconservadores: "La teología de Torres Queiruga no es católica". Ambos titulares son eso, titulares, y por tanto sesgados y erróneos. Lo suyo es leer la notificación de la Conferencia Episcopal y juzgar qué se dice allí. Pues bien, leída no dice mucho, pero como el medio es el mensaje, que dijera McLuhan, y además de actos locutivos existen actos ilocutivos y perlocutivos en el habla, no importa tanto qué dice la notificación sino el hecho mismo de decirlo y lo que produce al hacerlo. Es decir, los promotores de este acto del habla no tenían en mente una condena abierta de la obra de Torres Queiruga, eso se les escapa y sería temerario, pues difícilmente les tomarían en serio en el resto del mundo.
No, lo que estaba en mente era acallar las voces ultramontanas que exigían la cabeza de Queiruga desde hace mucho tiempo. Ya que no podían debatir de igual a igual, quieren silenciar su obra en los centros de estudio que ellos controlan y a fe que esto lo habían conseguido, seguramente buscan más.

La lectura de la notificación es hasta amable con el autor y su obra queda valorada en su justa medida. Se utilizan los argumentos de Queiruga y se le hace ver ciertas limitaciones que podrían existir en algunos puntos debatidos desde hace mucho en la obra del gallego. No hay condena explícita en ningún momento, pero el tono paternalista del comienzo y del final da alas a los que querían la condena pura y simple. A partir de este momento ningún teólogo que pretenda algo de la oficialidad se atreverá a usar los libros de Queiruga de manual, ningún centro teológico querrá arriesgarse al uso de esa obra o al contacto con el autor. Esto y no otra cosa era lo que querían con la notificación y esto es, dígase lo que se diga, una condena ad hominem. Porque no se condenan ideas, no, se condena la persona y por eso el teólogo gallego está dolido. Yo mismo, que me he formado con el pensamiento de Queiruga, tengo muchas diferencias, y si soy honesto, hoy me separa más de su pensamiento que lo que me une, pero eso no evita que valore su aportación y que lo utilice para la enseñanza y la reflexión, crítica, como ha de ser, pero reflexión.

Si los promotores de esta notificación querían hacer una valoración académica de la obra, debían haber utilizado los medios que desde hace mucho se utilizan en el mundo del pensamiento. Se convoca un Congreso internacional (no una comisión, de la que formó parte mi maestro Martín Gelabert como "abogado defensor"), se solicitan ponencias y comunicaciones, se organizan mesas redondas y se debate. De ahí saldrá lo que tenga que salir, pero nunca una condena, cual si fuéramos nenes pequeños que han cometido una falta. Sería bueno que se enteraran de esto en algunas instancias: la verdad solo es Dios, lo demás son aproximaciones y lo que ha realizado Torres Queiruga es una aproximación desde el mundo actual para que la fe tenga una palabra que decir. 
He tenido varios profesores a lo largo de mi carrera de estudio de la Teología, 9 años, que eran muy duros con Queiruga, no daré nombres porque son gente muy conocida, pero ninguno de ellos llegaría a condenar a la persona, a pesar de las enormes diferencias, porque el pensamiento se fecunda cuando es distinto y se pudre cuando no es capaz de abrirse a la alteridad. Para muchos, entre los que me encuentro, Queiruga es la alteridad que nos permite seguir fecundando el pensamiento cristiano.
Un abrazo al maestro y pensador.

*Recomiendo un análisis de la imagen del post desde el cuadro de Magritte Ceci n'est pas une pipe.

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