viernes, 25 de mayo de 2012

Armas de Destrucción Masiva financieras

El mundo de las finanzas se ha convertido en los años que llevamos de crisis en una especie de cueva de Alí Babá. Allí se han generado fortunas y ruinas como nunca antes habíamos visto. Cualquier otro evento anterior se queda en nada comparado con lo que hemos padecido. El problema real es que casi nadie sabe cómo se ha generado esto, qué está sucediendo de verdad y qué nos depara el futuro. Los únicos que sí lo saben son los actores que están implicados, los gobiernos y un reducido número de iniciados en el mundillo financiero que o bien no quieren romper el hechizo que vela las finanzas, o bien no tienen el cauce para hacerlo, o simplemente no saben cómo hacerlo. Desde mi punto de vista, y en esto no estoy solo, el mundo de las finanzas en el capitalismo senil ha generado una estructura muy parecida a las Armas de Destrucción Masiva en la guerra moderna. A partir de ciertos instrumentos más o menos legales, las finanzas han sido capaces de aniquilar varios millones de personas con sus decisiones financieras; de erradicar la vida en algunos lugares del planeta; y de poner en riesgo la propia supervivencia de la especie humana. Veamos cómo es esto posible.


En 1989 cae el muro de Berlín y el mundo de las finanzas, aburrido hasta ese momento por las limitaciones de Breton Woods que encorsetaban las finanzas, empieza a ser más divertido. Los adalides del neoliberalismo ponen en práctica su agenda desreguladora y empiezan a dar alas a los buitres y alcones de Wall Street. Si hasta principios de los noventa la relación entre la economía real y la financiera guardaba cierta proporción, no más de 10 veces, a finales de los noventa ha saltada a 100 veces. Sin embargo no era bastante y la avaricia espoleó las mentes inteligentes de las entidades financieras. Uno de los mayores frenos en el mundo financiero es el riesgo. Éste es el responsable de que se frenen ciertas inversiones que podrían dar muchos dividendos, así es que JPMorgan, a finales de los noventa, inventa una nueva herramienta financiera que se va a convertir en la reina de la fiesta del siglo XXI, el CDS, Credit Default Swap. Se trata de una especie de seguro para inversiones financieras, pero en lugar de asegurar un bien físico se asegura una inversión. Hasta ahí todo bien, el problema viene cuando la desregulación permite asegurar un producto financiero que no se posee. Sí, sí, un activo de otra persona. Es como si en lugar de asegurar mi casa contra un incendio, aseguro la casa de otra persona. Si su casa se quema yo cobro el seguro. Parece increíble, pero es así. Un CDS es un seguro contra el impago de un activo financiero que no se posee, lo que lleva a buscar que ese activo quiebre.
Un ejemplo real que ha sucedido hace bien poco y que ilumina mucho la realidad actual. En el año 2009, los tenedores de CDS de hipotecas subprime han ganado mucho dinero al hundirse las hipotecas en Estados Unidos. Su apuesta, sus CDS, contra las hipotecas había salido perfecta y se habían embolsado una verdadera fortuna, arruinando a todo el mundo. Ahora se encuentran con una gran liquidez y no saben qué hacer. En seguido Goldman Sachs les muestra el camino: Grecia. Con una notable presciencia, un año antes de que se destapara los problemas de la deuda griega con los engaños pergeñados en las cuentas griegas por Goldman Sachs, los inversores financieros empiezan a comprar CDS de deuda griega. El procedimiento es así: una entidad financiera lanza una apuesta en el mercado y vende CDS de deuda griega, sin necesidad de tener nada de esa deuda, se trata de una apuesta como en un casino; acto seguido un inversor compra el CDS con inversión mínima de 10 millones de dólares. La compra se realiza, en principio sobre el 10% de capital y a 5 años, es decir que el comprador pone 10 millones de dólares y si en 5 años no hay quiebra de la deuda griega los pierde, pero si Grecia quiebra cobra 100 millones de dólares. Es una apuesta en la que se puede perder, pero si se gana se gana mucho.
Ahora bien, lo que ha sucedido con Grecia es más sangrante aún. Como la única manera de cobrar un CDS es que Grecia dé en quiebra, de lo contrario no se activan los CDS, los especuladores deben doblar la apuesta o perderlo todo y eso hicieron. Los tenedores de CDS compraron bonos de deuda griega para entrar en las negociaciones para la quiebra en 2012 y asegurarse de que la quita pactada del 53% activara los CDS. Una vez aumentada la deuda un 300% y evidenciado que Grecia no pagaría, se activan los CDS, los especuladores cobran su dinerito y a otra cosa mariposa, es decir a España. Ahora la especulación ha venido a nosotros y para quedarse porque cuando los especuladores apuestan es para ganar y en España pueden ganar mucho o perder mucho, de ahí que estén doblando sus apuestas contra la deuda y nuestra única salida sea correr lejos del euro.

Como ven los lectores, el capitalismo ha entrado en barrena y solo puede salir con patada hacia delante. La especulación solo tiene un camino que es la multiplicación de las apuestas y lo único sensato que los ciudadanos podemos hacer es escapar de todo esto. Si Grecia, como en este espacio recomendamos, hubiera dejado el euro en mayo de 2010 su deuda habría quedado en poco más del 120% del PIB, no habrían destruido su tejido productivo y su estructura social y ahora, seguramente, estarían saliendo de su marasmo financiero. Es cierto que no tendrían financiación de los mercados, pero siempre podrían buscar otro tipo de financiación de países que están buscando oportunidades, China por ejemplo. No, no es descabellado, lo que sí es una locura es lo que están viviendo, que es justo lo que nos espera a los españoles. ¿Seremos capaces de aprender en cabeza ajena y salir ahora que aún estamos a tiempo?

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