miércoles, 27 de junio de 2012

Rites de passage

A lo largo de la historia de la humanidad, todos los pueblos que han existido, y aún hoy, celebran los así llamados "ritos de paso". Son instituciones antropológicas que aseguran que los individuos acceden de forma adecuada a nuevos estatus sociales vinculados tanto con experiencias de crecimiento como con situaciones puramente sociales. Así, hay ritos de paso para el nacimiento, como la humi positio en las culturas más primitivas, también vinculados con el paso a la edad adulta en los adolescentes; ritos de paso en relación al matrimonio o con ocasión de un cambio de función social; y, por último, ritos de paso a la muerte, donde se engloban todos los ritos funerarios. Hoy siguen existiendo estos ritos de paso, aunque bastante desdibujados por la sociedad de consumo, que muy antes de eliminarlos los ha reciclado para sus intereses. Ejemplo de todo esto son los bautizos, bodas y comuniones (es el cristianismo de la BBC), actos sociales que han perdido su valor religioso y no conservan tampoco su signo social de tránsito de un tiempo a otro.


En estos días me encuentro en una situación personal que puede considerarse un rito de paso. Dejo mi vinculación con la educación formal en Secundaria y paso a una dedicación plena de la Teología y Filosofía en el Instituto Teológico de Murcia. El próximo curso dejaré de impartir mis asignaturas en Secundaria y no podré disfrutar de esa relación viva y vivificante con los alumnos jóvenes y espontáneos que tanta vida aportan a quien sabe experimentarlo. Han sido nueve años de docencia ininterrumpida e intensa que me han permitido crecer como profesor y como persona. Todos esos alumnos, quizás más de 500 que he conocido, me han ayudado a aplicar aquello que yo mismo había aprendido antes, pero lo han hecho a su manera, desde su propia experiencia vital y poniendo los pies en tierra cada día. Ha sido una experiencia dura y gratificante, dejándome cada día el máximo esfuerzo e intentando dar a cada alumno aquello que necesitaba. Todos me han ayudado a ser mejor profesor y persona y a todos ellos, cuyos nombres no puedo recordar, aunque siempre los hay que no podrás olvidar, les doy las gracias por lo mucho que me han hecho vivir. Aunque sé que el que ha hecho todo esto posible es Dios mismo, poniendo ante mí esta oportunidad que nunca podré agradecer bastante. Gracias a todos y perdón por si no he sabido estar a la altura de las circunstancias en alguna ocasión; siempre puse el máximo interés en ello, pero hay tantas circunstancias humanas que la ocasión para fallar está a la vuelta de cada esquina.

También tengo que agradecer a tantos compañeros del Centro de Enseñanza donde he ejercido mi labor. Sé que no he sido un compañero fácil, pero siempre me ha movido la búsqueda del Reino de Dios en todo lo que he propuesto. En el fondo, y aunque no lo parezca, soy un idealista, busco siempre metas más altas para tener alicientes. Sé que es posible, pero también soy consciente de las limitaciones de cada uno y de que a veces lo mejor no es lo óptimo. He aprendido mucho de las relaciones personales que hemos vivido y me han ayudado a crecer y madurar. A todos los compañeros de estos nueve años les deseo que sigan creciendo como grupo, pues la unión de todos hará posible alcanzar las metas que nuestra común fe nos propone y que las realidades sociales actuales nos exigen. 
Tengo que dejar un recuerdo muy especial para Sor Prudencia, mujer de fe que con sus casi 90 años sigue irradiando alegría; para Sor Nati, pedagoga del Reino y mujer comprometida; y para Sor Carmen, que pasa por difíciles momentos, pero siempre estuvo atenta a las llamadas del Espíritu y preparada para buscar lo que Dios nos propone a cada paso de la vida.

Un recuerdo muy especial para José Antonio, por la acogida que me brindó desde el primer día y a Salva, por tantas buenas conversaciones sobre la ciencia, la filosofía y la vida. Hay deudas que sólo se pueden pagar en la otra vida, rogaré por vosotros y por tantos alumnos que me han hecho mejor persona.

A-Dios.
Dejo estos vídeos, fruto de mis contradicciones y discencias estudiantiles:




10 comentarios:

Martín dijo...

Todo paso comporta una alegría y una tristeza. Alegría por lo nuevo y tristeza por lo que se deja. Creo que debo darte la enhorabuena por el paso. Necesitamos teólogos libres y teólogos laicos. Ambas cosas pueden ir unidas y también separadas, pero las dos son muy importantes.

Anónimo dijo...

Eres realmente un profesor.
Suerte con lo que vendrá, perdemos un instrumento muy importante para la enseñanza. Ojala se aprovechen bien de ti.
Te echaremos de menos.

Ernie dijo...

Ahora que ya no soy su alumno, estaría bien tomar algo y charlar, el verano es largo. Usted dirá querido profesor, estamos en contacto.
Mis respetos.

Anónimo dijo...

Es una lástima que termines con esa parte tan importante que aportabas a la Educación. Los jóvenes siempre hemos necesitado de figuras sensatas, sabias y fuertes, así como cercanas, amables y enriquecedoras, todo eso has sido tú además de muchas otras cosas. Me siento privilegiada y a la vez me entristece que otros jóvenes no tengan la oportunidad que tuve yo de tenerte durante cuatro años en mi horario de Secundaria, dándonos lo mejor de ti, enseñándonos no sólo Ciencias Sociales o Religión, pues eso era más bien una excusa para desentrañar el mundo al que nos enfrentaríamos más tarde. Aún así, tal y como dices es un paso, hay pasos dolorosos y no dudo que este pueda ser uno, pero ante todo es tú búsqueda y ahora te centrarás en lo que de verdad quieres dejar tu vida, porque si de algo te caracterizabas era por darnos mucha vida, te mereces mucho y espero que esto te permita conseguir cuanto quieres.
Podría decir mucho más, pero en resumen fuiste El Maestro. Gracias.
Un gran abrazo y mucho ánimo.
María Lorente.

salvaz dijo...

Como las buenas comidas, la memoria necesita del reposo. Y como tantas buenas veces hemos hablado tras el paso de de las distintas promociones, siempre esperamos haber sido un buen condimento en esa cocina de su formación como personas, ese condimento, que de forma sutil, sin que nadie lo aprecie, deja un sabor que todos preguntan de donde viene, pero desconocen la respuesta, aunque saben que sin él la comida ya no sería la misma.
Por eso, con el paso del tiempo, espero que tanto tú como nosotros evoquemos aquel aroma nostalgico a tiempos pasados que nos hicieron como somos, y que nos transmiten la tranquilidad de que en nuestras vidas había cosas auténticas y merecedoras de haberlas vivido.
Es dificil decir adiós, porque de eso se trata. Siempre me ha parecido más facil el día a día, no hay que dejar el trabajo terminado, aún podemos continuarlo al día siguiente, incluso corregirlo, si en ocasiones, como sucede a menudo, metemos la pata y fastidiamos un poco nuestras relaciones. Pero cuando te despides, sabes que en ese momento, debes resumir, sintetizar todo lo que has acumulado de la otra persona, para que la duda del olvido no se imponga rapidamente. Decir que has sido compañero, amigo, maestro y un poco toca huevos es algo fácil, y en absoluto
resumen 8 años de conversaciones, dudas, proyectos (esto no lo tengo tan claro), ilusiones y fracasos. De lo que no hay duda es que ahora queda un hueco, que seguro que esquivaré para no caerme, o intentaré llenar de otros manjares, pero que será imposible que tengan el mismo sabor.
Es innecesario que te desee lo mejor, y que ofrezcas todo lo que tienes para ofrecer, porque ese es tu camino. Tan solo guardanos en un tarrito, que nosotros ya tenemos preparado el sitio para el nuestro.
Buena suerte, y ya tienes tu Bosón de Higgs.

Salva

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Gracias, Salva, lo de "toca cojones" no tiene mérito, va conmigo, pero lo demás es un favor que me haces. Han sido muchos "manchao y zumo de piña", muchas charlas de pasillo, muchas conversaciones pausadas, donde hemos llegado a conocernos bien. Lo vivido nunca se pierde, ahí queda, en nosotros, forjándonos y haciendo que seamos lo que siempre se recordará de nosotros.
Un abrazo.

JOSE ANTONIO dijo...

¿Que más se puede decir que lo expuesto anteriormente? Solamente una palabra: "gracias".
Gracias por haber sido compañero y amigo; gracias por todo aquello que nos has aportado, pero por encima de todo me gustaría hacer público y agrader la experiencia de haberte conocido.
Sin embargo Bernardo, reconozco que demasiadas veces, me ha costado comprenderte, no ha sido fácil; ello me ha enriquecido haciéndome más consciente de las diferentes perspectivas que un ser humano puede asumir ante la vida, ante Dios o simplemente ante cualquier cosa por insignificante que sea.

Has iniciado una nueva etapa...........sobran las palabras.
SÉ Bernardo, SÉ como solo tú eres.
Un abrazo.
José Antonio

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Gracias Jose, eres un buscador nato. Yo tampoco sé hacer otra cosa.
Tengo pendiente regalarte un libro de Osho, a ver si encuentro el momento.
Un abrazo.

sena dijo...

Compi sabes que yo voy un poco por libre, pero tengo que decirte que te tengo aprecio como persona primero y como compañero segundo, y que aqui has dejado a muchos amigos, espero que te vaya bien, bueno estoy seguro que asi sera, te echamos de menos, cuidate.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Me gusta pensar, Sena, que no dejo sino que conservo amigos en el cole. Han sido muchas vicisitudes, que siempre unen.

Un abrazo.

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