martes, 5 de junio de 2012

Una nueva herejía

Resulta interesante observar cómo lo que ayer era una herejía se torna dogma hoy por mor del demiurgo neoliberal que decide sobre el bien y el mal en lo concerniente a la economía. Ayer mismo, sí, sí, ayer mismo, era una herejía la mera mención de una quita de la deuda española o que los bancos pagaran su propio rescate; hoy es casi el dogma que todos deben defender, porque resulta de sentido común, se nos dice hoy, que los bancos paguen sus deudas, que el Estado no haga frente a las pérdidas ocasionadas por la mala gestión privada y que, llegando al colmo del cinismo desmemoriado, Europa no puede hacer frente a un rescate de España. Curiosamente es esto mismo lo que algunos venimos defendiendo desde hace tres años, pero especialmente desde que Zapatero cayera del caballo camino de Bruselas. Hemos defendido que no se puede hacer pagar a todos el dispendio de unos cuantos; que no es posible cargar sobre las espaldas públicas un gasto tan descomunal; que haríamos mala pedagogía pagando los platos rotos de quince años de irracionalidad financiera; que el Estado está al servicio del Bien común, que poco tiene que ver con rescatar a banqueros y vividores. 

Y hemos dicho más. Hemos dicho que todas las medidas que se estaban aplicando tenían un perfil ideológico y no respondían al supuesto diagnóstico de la crisis. La reforma laboral en nada modifica la situación de los bancos ni crea empleo, pero sí modifica sustancialmente el marco de relaciones laborales, precarizando el trabajo y reduciendo la dignidad de situación laboral. La reforma de las pensiones en nada ayuda a salir de la situación de quiebra técnica de las entidades financieras, pero sí favorece los intereses de las aseguradoras privadas, lo mismo que la reducción de la inversión sanitaria y  en educación, lanzadas para favorecer la desestructuración del Estado social. Todas y cada una de las medidas adoptadas por el anterior gobierno y el actual van encaminadas a destruir el marco social e institucional que hemos tenido en los últimos treinta años y no a resolver la crisis económica. Pues bien, esto es lo que han venido a reconocer con las declaraciones que hemos conocido ayer y hoy: que todo lo realizado estaba encaminado a cambiar las relaciones de poder en España y no a resolver la crisis financiera.
Primero nacionalizaron las deudas bancarias, para después aumentar la deuda pública y acto seguido exigir la disminución del gasto social. Estas medidas no ayudan a acabar con la crisis, antes bien la agudizan, pero modifican para el futuro el marco de relaciones sociales. Lo que ayer era herejía, es hoy, a fuerza de realismo, un dogma: que España no puede ser rescatada sino al precio de acabar con el euro y que los bancos deben ser intervenidos. El problema es que todo se hará para bien otra vez de los que han producido el mal y a costa de los que siempre lo han padecido. Es hora de proponer nuevas herejías, como la de salir de una vez del euro.

2 comentarios:

Martín dijo...

Bernardo, estas ayudando con tus reflexiones a muchos que te leemos. Y nos confirmas con datos y razones en lo que todos sospechamos, desgraciadamente: que al final los ricos siempre salen beneficiados. El sistema, como bien dices, está mal montado, es perverso.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Como seguro que sabes, el Papa ha repetido ante las familias que un sistema que no se basa en la persona no es un buen sistema. Aquí está el núcleo perverso del modelo actual, su motor es el enriquecimiento, no el servicio. La crematística y no la economía, decía Aristóteles; el Bien común, repetía Santo Tomás. Es de puro sentido común todo esto, pero claro, ya advertía Descartes que era el menos común de los sentidos.
Un abrazo, Martín.

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