lunes, 15 de diciembre de 2014

'A Beautiful World'. Riesgo y oportunidad para la Creación.

Estamos ante la tercera revolución copernicana, según Andrés Moya. Esto supone llevar a cabo el control racional, científico y técnico de lo que hasta ahora era un simple proceso natural, la evolución. La primera revolución copernicana, la del propio Copérnico, supuso romper el hechizo de centralidad de la Tierra en el Universo y convertir el propio Universo en objeto de estudio, eliminando las trabas que la religión ponía a ello. A esta revolución llegó la Iglesia cuatro siglos tarde. La segunda revolución copernicana, la de Darwin, sacó al propio hombre del centro de la realidad creada, uniéndolo a la larga cadena del ser que nos entronca con la vida en el Universo. El hombre es el resultado de un proceso evolutivo más o menos afortunado, con lo que la percepción del sentido de lo real queda descolocada y hay que buscar en otro lugar dónde anclar el sentido del Universo y la existencia del hombre; a esta segunda revolución, la Iglesia llegó siglo y medio tarde. La tercera revolución copernicana no tiene nombre propio, es el resultado del avance científico y la aplicación tecnológica, pero es la más trascendental, la que implica más transformaciones en el pensamiento humano y especialmente en la Teología. Se trata de el descentramiento definitivo fruto de la ciencia y la técnica modernas: el desplazamiento de la animalidad a la artificialidad. Mediante la capacidad de intervención, planificación y control del curso evolutivo, la tecnociencia es capaz de guiar la evolución allá donde pretenda.

Tres desplazamientos, al fin, hemos vivido en los últimos cuatro siglos: desplazamiento de la Tierra del lugar central en el Universo; desplazamiento del hombre del lugar central de la vida creada; y el desplazamiento de la animalidad misma hacia la artificialidad. Si lo analizamos filosóficamente, esto supone un ulterior desplazamiento de gran calado para la humanidad: el desplazamiento de la naturaleza misma hacia lo artificial. Qué es ser hombre ya no será más una pregunta que se responda desde los parámetros griego occidentales del ser y la esencia, desde la ontología, sino que ahora tendrá que responderse únicamente desde la ética y la política (y cuidado con no hacerlo y dejarlo a la técnica y los que la controlen). Seremos lo que decidamos ser, hemos puesto en nuestras manos nuestro propio futuro, pero también nuestro presente y nuestro pasado. No solo la humanidad del hombre queda a merced del control artificial de la tecnociencia, por primera vez en la historia de la humanidad, el hombre es capaz de controlar la Vida en el Planeta Tierra y, cada vez más, el proceso evolutivo de nuestro sistema solar.


Por eso se hace cada vez más urgente que nos tomemos en serio nuestro fáustico poder y lo pongamos al servicio de una humanidad realmente tal. Tras la Segunda Guerra Mundial, los Treinta Gloriosos del capitalismo, de 1945 a 1975 y sus homólogos soviéticos, duplicaron la población mundial pasando a ser 3000 millones y triplicaron el PIB, esto provocó el mayor aumento de bienestar jamás visto en la historia, pero dejó como consecuencia que la humanidad rompiera los límites del Planeta. Por eso surgió en 1970 el problema de los límites del crecimiento y los distintos grupos ecologistas del que Green Peace es el más representativo. Ya entonces se vio que a ese ritmo no podía aguantar la vida en la Tierra. 44 años después somos 7200 millones y una tasa de crecimiento del 1.1%, lo que supondrá en duplicar la población en 67 años. Los niveles de destrucción planetario son insostenibles y la contaminación ya no puede seguir así más tiempo sin romper los precarios equilibrios en los biomas terrestres.

Hemos de tomar en serio la tercera revolución copernicana con el fin de encauzar el poder de la tecnociencia para la mejora de las condiciones de toda la humanidad, o bien asumir que nos enfrentamos a un mundo neo medieval con una reducción drástica de la población y unos grupos poderosos que utilicen en su exclusivo beneficio los conocimientos y los recursos. Estamos ante un mundo maravilloso, apabullante, como dice López Bermúdez, pero hoy, gracias al poder que el propio hombre ha alcanzado corremos el riesgo serio de destruir la mayor maravilla conocida en le Universo, el Planeta Tierra.


El jueves 18, a las 18:30 horas en el Salón de Actos del Instituto Teológico de Murcia, tendrá lugar la V Mesa redonda dentro del ciclo 'Diálogos en la frontera' que lleva por título 'A Beatiful World'. Riesgo y oportunidad para la Creación. Contará con la participación de Francisco López Bermúdez, Catedrático de Geografía Física de la Universidad de Murcia y profesor del Máster Universitario en Teología; con Joaquín Recasens Murillo ofm, profesor del Instituto de Ciencias Religiosas de Lleida; y con la participación y moderación de mí mismo. Entrada libre hasta completar aforo.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...