martes, 24 de mayo de 2016

Es muy duro ser rico

He leído que la baronesa Thyssen ha dicho que ser rico es muy duro. Enseguida se le han echado encima los medios y han ardido las redes sociales: si le parece duro ser rico, que lo dé todo a los pobres y se haga uno de ellos, viviendo con 600 euros al mes. Imagino que ya no le parecería tan duro ser rico. Hay que hacer más cuentas siendo pobre que siendo rico para que el dinero llegue a cubrir algunas de las necesidades familiares. Es evidente que el comentario es desafortunado, como mínimo, pues en este país hay un millón y medio de familias que no tienen ningún ingreso y que estaría encantadas de tener las dificultades de los ricos. Por eso, la expresión de la baronesa es un insulto a la inteligencia, amén de una expresión de pija bien que reivindica la bondad de sus actos. Sin embargo, y no se me interprete mal, en el fondo tiene razón, ser rico es muy duro, y lo explico.

Tres son las tareas de los ricos que les llevan todo el día y parte de la noche: conservar el dinero, no perderlo y aumentarlo. Lo primero es conservar su riqueza, lo cual no es fácil, pues la riqueza tiene dos componentes esenciales que son el patrimonio y el dinero. El patrimonio se degrada con el paso del tiempo y hay que invertir mucho para conservarlo. Además, está el riesgo posible de que cualquier gobierno imponga un impuesto que lo penalice y entonces es muy fácil perder riqueza. Pero, el mayor problema es el dinero. Por definición, el dinero es algo inerte, no se reproduce a sí mismo sino que requiere de otro para su sostenimiento. Si el rico deja su dinero inmovilizado éste pierde valor cada día que pasa, de ahí que se imprescindible invertirlo para que el trabajo regenere el valor cada día. El dinero es un zombi que necesita del trabajo para subsistir. Si la gente no quisiera trabajar, el dinero de los ricos desaparecería, pues no tiene un valor intrínseco sino prestado por el trabajo. No es una opción no invertir el dinero, por eso viene la segunda tarea, no perderlo.


La riqueza se puede perder por dos motivos principalmente. O bien porque un arrebato de conciencia social descubra la injusticia que supone que un ser humano acumule el sustento de millones de congéneres y expropie esa riqueza, o bien porque las circunstancias de las inversiones no sean las propicias. En un caso y en el otro, la riqueza se pierde o mengua. Como el rico vive gracias al trabajo acumulado de otros a los que lo expropia, su tarea para no perder la riqueza es la condena de Sísifo: subir la piedra a la cumbre y volver a por ella cuando cae al fondo. En una rueda sin fin, una tarea sin más objtivo. La vida del rico es penosa, pues siempre vive temeroso ante los peligros que acechan a su riqueza por doquier. Pero la tarea más laboriosa es la de aumentar la riqueza, pues el rico nunca tiene bastante, nunca es suficiente, todo no es suficiente.

Aumentar la riqueza está en el corazón mismo del rico. No se es rico si no se pretendiera aumentar la riqueza constantemente. Quien se conforma con mucho no es rico, pues ha puesto un límite a su deseo, el rico debe tener siempre más. En la posesión de riqueza se esconde la clave de la humanidad pervertida, pues el tiempo y el espacio, los constitutivos de la vida, son deformados por el deseo de posesión de riqueza. Quien se conforma con mucho no es rico, lo es quien nunca tiene suficiente, por eso ser rico no depende de la cantidad sino de la cualidad. Ser rico es muy duro, mientras ser pobre es muy sencillo, es no desear más de lo que se necesita, no querer aquello que no se puede conseguir, no ambicionar nada y ser capaz de desprenderse de todo. Ser rico es muy duro, sí, porque la vida humana no es bastante para calmar su ansia de todo, por eso andan buscando cómo ampliar la vida humana, pues 100 años es muy poco para acumular todo, incluso 150 años no son suficientes. Necesitan la eternidad, la inmortalidad, entonces sí lo tendrán todo. 

Pero los ricos no se dan cuenta que ya viven en la eternidad, la eternidad de una rueda que gira sobre sí misma, sin cambio, sin novedad. Es la eternidad de una muerte en vida, pues solo viven para satisfacer un deseo infinito de riqueza, sin importarle nada todo lo demás. Ser rico es muy duro, por eso me dan mucha lástima los ricos, los ricos que poseen mucho y los ricos que no poseen nada poro quieren poseerlo todo. Qué gozo, Dios mío, ser pobre. No consientas nunca que me deje tentar por el afán de riqueza. Prefiero una vida fácil y sencilla a la dureza de una vida eterna en la búsqueda de riquezas. Si es obra de caridad ayudar al miserable para sacarlo de la miseria, también lo es ayudar al rico para sacarlo de su riqueza. Poner en práctica el Reino de Dios es salvar a los ricos de su riqueza para salvar a los pobres de la miseria, porque sabemos que los ricos no acceden al Reino de Dios. ¡Qué lástima me producen los ricos!


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