domingo, 19 de abril de 2009

¿Molinos o Gigantes?

Sigueindo con Don Quijote y la actitud quijotesca. Hay un pasaje más conocido aún de esta novela tan leída, se trata del episodio de los molinos de viento en el capítulo 8. Ahora lo podemos leer como una metáfora de la globalización postmoderna y del compromiso por su conversión a la justicia y la misericordia. Cuando Don Quijote ve aquellos molinos que en la Mancha servían para la molienda de los cereales y centralizaban el monopolio de la harina, base de la alimentación humana en la época, inmediatamente comprende que aquello no es lo que todos ven sino que se trata de una realidad que oculta una verdad. La realidad, contra la que se estrellará, como siempre nos pasa, es el molino que convierte en harina todos los cereales y legumbres. Pero la verdad es muy otra. Sancho Panza apenas puede ver más allá de sus ojos y hace gala de altanería cuando le recuerda a su amo que son molinos y lo que se mueve son las aspas azuzadas por el viento. Como es notorio, el Caballero de la triste figura ve enormes gigantes que con sus brazos intentan amedrentar al valiente que los reconoce y los reta. Ante la insistencia de su escudero, Don Quijote arremete contra los gigantes y se da de bruces contra los molinos.
La realidad estaba de parte del escudero, eran molinos y bien duros, pero la verdad sólo la conocía quien estaba poseído por la pasión por las víctimas. Los molinos de viento representaban la estructura monstruosa por la que los potentados monopolizaban la producción del sustento y se quedaban con la mayor parte de lo producido. Es decir, eran gigantes que engullían el producto del trabajo de los campesinos. Por ello decimos que la razón estaba de parte del iluso caballero: un genio maligno transmuta, a los ojos de los hombres, la verdad de injusticia en una realidad natural que todos han de aceptar.
Lo que hoy llamamos globalización no es sino ese mismo hechizo de lo real con el que los hombres ocultan la verdad. La injusticia toma el nombre de realidad y la verdad parece un sueño quimérico de algunos ilusos que no comprenden cómo es el mundo, unos pobres diablos cargados de utopía pero equivocados en sus actos. Por eso necesitamos una actitud quijotesca ante la realidad, así podremos descubrir la verdad que se oculta. Si hace cuatro siglos la novela hizo el trabajo que la religión había abandonado, descubrir la verdad tras la realidad, hoy la religión es la que puede hacer el trabajo que la novela no hace, que en el fondo es su propio trabajo. Se trata del trabajo por descubrir el enmascaramiento de la injusticia global.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las aspas de molino comienzan a llevar otro aire a Cuba, refresca las relaciones del primo rico del norte con su familia pobre del sur. Comienza el diálogo. " hacer politica con ustedes" dice Mister Obama. La `politica -sanchopanza- siempre necesitará de la mirada quijotesca de las religiones que en mínimos al menos debiera ofrecer la mirada y actitud ética. Siempre y cuando no esté aliada con el poder. Porque los pobres y marginados de la historia siempre se encuentran en los márgenes, en la frontera. Por cierto el lugar de un tal Jesús de Nazaret,Presencia cristificada ahora en los damnificados de este injusto sistema neo-liberal. La mayor parte de la humanidad. Un saludo

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