La sociedad de control avanza a pasos agigantados. Lo último son los insectos espía, o más exactamente, robots que tienen apariencia de insecto y cumplen con funciones de televigilancia. Son extremadamente pequeños y cuentan con lo último en tecnología: micro cámara web que puede emitir en tiempo real; grabación de sonido; GPS que permite locarlizarlo y locarlizar cualquier cosa en el planeta; control remoto ultra sensible. Todo lo que se pueda imaginar contenido en un tamaño que se ha reducido a sólo 3 cms, como una libélula. El sonido que emite es muy parecido al de este insecto, casi imperceptible. Lo que aún no han podido solucionar es el problema de la autonomía de la batería; veinte minutos es lo máximo, pero la nanotecnología promete solventar este escollo. Estos insectos espía, microdrones los llaman los científicos, están revolucionando el mundo del espionaje y el teatro de operaciones bélico.
Hace unos años, los manifestantes de Seatle afirmaron haber visto, e incluso capturado, alguno de estos. Entonces la prensa seria lanzó contra ellos el tradicional arsenal de improperios y descalificaciones que dicta el manual al uso contra subversivos: que si son unos paranoicos, que si han fumado de más, que si no podemos fiarnos de ellos. Ya entonces, Rick Weiss, periodista del Washington Post se hizo eco de estas informaciones, hoy es algo aceptado por todos, una vez que la información es accesible. En distintas páginas webs se pueden ver los modelos y sus usos y la prensa seria, como es el caso de La Verdad en su edición de hoy, lo recoge con toda normalidad. Lo que entonces era una cuestión de conspiranoicos, hoy es algo muy normalizado y no hay que extrañarse de que las fuerzas de seguridad hagan uso de ello con el fin de protegernos a todos.
Estoy convencido de que la información que hoy es accesible representa un 10% de la verdad, como lo fue entonces. Si vemos las informaciones de hace diez años, nos damos cuenta que se sabía la utilización de pequeños objetos voladores de un metro de longitud para labores de control y espionaje, pero hoy sabemos que ya se disponía de estos objetos tan minúsculos; si hoy se reconoce tener estos objetos, muy probablemente se disponga de dispositivos con una gran autonomía y con capacidad de eliminar al enemigo, de hecho, alguno de estos aparatitos cuenta con un sistema que emite una sustancia repelente.
Es sabido que Israel los utiliza contra los palestinos, no sólo para espiar movimientos, también para la eliminación de los terroristas. En unos años sabremos qué más pueden hacer, pero hoy podemos imaginarlo, supliendo lo que no nos dicen. Imaginemos un trasto de estos con dispositivo GPS y una cámara que emita imágenes que se reciben en un sistema de biometría que identifica individuos. Este aparato podría ser utilizado para el reconocimiento de individuos y su neutralización. O también se me ocurre que un bicho de estos, suficientemente pequeño, no ya un microdrón sino un nanodrón (del tamaño de una micra), podría infiltrarse en el cuerpo de un ser humano e instalarse allí, con cualquier tipo de finalidad, sea emitir información, inocular un virus o destruir el cuerpo. No me cabe duda de que esto sería el secreto objeto del deseo de cualquier fuerza de seguridad, y si lo es seguro que lo están investigando. Tampoco tengo dudas de que esto puede parecer una simple paranoia, pero las paranoias de hoy son las realidades de mañana en la sociedad de control, nos diría Foucault.
P.S.: Si queréis una dosis de paranoia podéis entrar en la web del proyecto DARPA, donde se nos cuenta cómo han sido capaces de crear cyborgs, es decir seres mitad insecto y mitad máquina.
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