Ya sé que no hay que comparar; ya sé que no podemos hacer futuribles, pero sí podemos ser honestos con el lenguaje. El golpe de estado en Honduras fue condenado como tal por todas las instancias internacionales que debían hacerlo, pero los golpistas quieren conseguir por la vía de los hechos consumados lo que no podrían por vía democrática. La misma Casa Blanca, que en principio había condenado el golpe, ya está moderando el discurso y afirmando una calculada equidistancia que, y esto resulta muy sospechoso, los medios de comunicación, empezando por CNN, están repitiendo como loros. En Honduras, en Estados Unidos y en España también, los medios quieren extender la idea de que el presidente legítimo había cometido una ilegalidad y que eso equipara su acción a la de los golpistas. Estos sólo se habrían dedicado a restablecer un orden constitucional que Zelaya se habría saltado. Ignoran los medios españoles, o quieren ignorar, que Zelaya sólo había convocado un referéndum no vinculante para que el pueblo diera su opinión sobre si querría ser consultado en noviembre sobre una posible reforma constitucional. Es imprescindible comprender bien los tiempos verbales, no es lo mismo un condicional que un imperativo. Lo que Zelaya proponía era pedir la opinión al pueblo sobre una futura posibilidad, eso es democracia al mejor estilo USA, donde cada dos años hay consultas para casi todo. Pero parece que eso no puede hacerlo cualquiera.
Los medios de comunicación quieren olvidar que los militares no tienen ningún poder para destituir presidentes y que existe un medio constitucional en Honduras para hacerlo: se necesita una recusación formal y una condena tras un juicio del alto tribunal de justicia hondureño. Nada de eso sucedió, sí sucedió que un antiguo filodictador como Micheletti, ayudado por un antiguo torturador, Joya Améndola, acusado de más de veinte desapariciones en los ochenta cuando dirigía el escuadrón de la muerte que se encargaba de los secuestros y torturas, han tomado el poder con el consentimiento de la oligarquía hondureña y la supuesta connivencia de el gran amigo americano.
Los medios de comunicación quieren olvidar que los militares no tienen ningún poder para destituir presidentes y que existe un medio constitucional en Honduras para hacerlo: se necesita una recusación formal y una condena tras un juicio del alto tribunal de justicia hondureño. Nada de eso sucedió, sí sucedió que un antiguo filodictador como Micheletti, ayudado por un antiguo torturador, Joya Améndola, acusado de más de veinte desapariciones en los ochenta cuando dirigía el escuadrón de la muerte que se encargaba de los secuestros y torturas, han tomado el poder con el consentimiento de la oligarquía hondureña y la supuesta connivencia de el gran amigo americano.
Si no se restituye el poder legítimo en Honduras, los militares latinoamericanos estarán recibiendo un mensaje muy claro: la vía de los hechos consumados tiene réditos políticos importantes que pueden ser legitimados. Entiendo que esto es un ataque claro al poder popular que está emergiendo en Latinoamérica y que se ven incapaces de parar por vías democráticas y hasta por la tradicional guerra sucia que tanto sufrimiento causó hace unos años en esa región del mundo, pero deben recordar que de aquellos polvos vienen estos lodos y que el mal nunca tiene la última palabra. La voz de los excluidos se hace sonar y sus gritos claman justicia hasta el cielo.
3 comentarios:
Esto es muy fuerte no lo sabia, gracias Bernando por ayudame a entender este mundo de locos
Las noticias que yo tengo al respecto son las siguientes. Por lo visto Zelaya, en contra del poder judicial e incluso de las Cortes, decidió ir hacia delante con el referéndum, referido a la cuestión de la duración de su presidencia, que quería perpetuar como otros líderes cercanos. Según parece, lo que hizo el ejército es ir de la mano con las instituciones hondureñas. De hecho, el ejército no ostenta el poder, sino que el actual presidente en funciones es el que era presidente del Congreso, del mismo partido que Zelaya. Esto es lo que yo he leído. No obstante, parece que está todo un poco confuso. Esto me hace pensar hasta qué punto dependemos de los medios de des/información —como sueles decir muy acertadamente—, y qué difícil es saber con un mínimo grado de certeza lo que realmente ha ocurrido allí, y como allí, en otros tantos sitios.
Querido Desiderio: la información de la que dispones es la que yo no he querido tragarme, por eso he esperado hasta recabar toda la verdad y poder escribir con conocimiento de lo que está sucediendo.
Piensa en dos cosas: 1ª. que la consulta no era vinculante y se consultaba a los hondureños, cosa muy democrática, si querían que junto a las tres urnas en noviembre para elegir al presidente, no a Zelaya que no puede constitucionalmente, a los diputados y a los alcaldes, hubiera una cuarta para empezar una reforma constitucional.
2ª que sólo tras la reforma podría presentarse a nuevas elecciones el actual presidente, es decir, que es falso que quisiera perpetuarse en el poder, porque en noviembre no podría presentarse.
Si lo piensas, nos están mintiendo descaradamente y quien miente pretnde conseguir algo de nosotros, en este caso el asentimiento al golpe, como ha hecho el Cardenal de Tegucigalpa, no así otros obispos.
Medítalo y reflexiona.
Saludos
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