Ha sido una lección de hipocresía social de la democracia formal impagable lo que hemos podido ver, oír y hasta sentir en los últimos dos meses. El secuestro del Alakrana, cuyo significado desconozco más allá del parecido fonético con el arácnido capaz de inocular un veneno mortal en algunas de sus mil quinientas especies, nos ha permitido ver de qué materia moral está hecha esta sociedad con sus dirigentes políticos y los medios de comunicación a la cabeza.
En algunos de esos medios que hace bien poco tildaban de "filoterrorista" a todo aquel que se atreviera a expresar una opinión que se pareciera en algo a lo que a veces suena en el entorno de los radicales abertzales, casi se llega al linchamiento público del juez Garzón por expresar la imposibilidad de que la justicia negocie con los piratas que secuestraron el barco. El estado de derecho, recordaba el mediático juez, no puede dejarse presionar por nadie, que es lo mismo que decían otrora esos medios que ahora exigían la puesta en libertad de los dos apresados para así canjearlos por los nuestros.
Aquellos que hicieron de la imposibilidad de hablar con terroristas su bandera, hoy parecen amigos de piratas, casi se frotaban las manos ante la eventualidad de una desgracia y pedían por lo bajo el pago de lo exigido por los secuestradores. Mientras que los responsables políticos y judiciales han escarbado en el derecho con el fin de hacer lo que deben: adaptarlo a las circunstancias, cosa que no hicieron en circunstancias mucho más ventajosas para el estado de derecho y que hubieran reportado mayor paz social y una verdadera justicia.
Ahora todo el mundo está aliviado, y uno se alegra de que esos pobres pescadores salgan con bien de un embrollo del que no son culpables. Pero hay que plantearse algunas cuestiones de cara al futuro: lo primero es si en casos semejantes se podrá hacer lo mismo o esto sólo se ha realizado porque nos tenían cogidos por esa parte noble los piratas. Ahora cualquiera en el mundo sabe que el estado de derecho español se pliega a las exigencias de cualquiera que ponga en riesgo real la vida de sus ciudadanos. Lo segundo es si nos vamos a tomar en serio que la justicia sólo lo es cuando se aplica con criterios humanos y teniendo presente las circunstancias y que no hay justicia allí donde algunos retuercen el derecho a la vida digna y a la paz entre los hombres. Lo que debería hacer el juez Garzón, amén de investigar a todos esos "mediadores" con sede en la City, es abrir una investigación seria sobre lo que hacen nuestros barcos de pesca arrastreros en las aguas que tradicionalmente han servido para que la población somalí sobreviva. Además se debe investigar qué derecho internacional ampara a las tropas de los países europeos que persiguen, detienen y disparan contra población extranjera en aguas extranjeras. Por último, pero más importante, todos nosotros debemos hacernos una cura de información para saber qué pasa realmente, dejando de lado los medios de desinformación de masas que nos suministran la información para anestesiar nuestras inteligencia.
En algunos de esos medios que hace bien poco tildaban de "filoterrorista" a todo aquel que se atreviera a expresar una opinión que se pareciera en algo a lo que a veces suena en el entorno de los radicales abertzales, casi se llega al linchamiento público del juez Garzón por expresar la imposibilidad de que la justicia negocie con los piratas que secuestraron el barco. El estado de derecho, recordaba el mediático juez, no puede dejarse presionar por nadie, que es lo mismo que decían otrora esos medios que ahora exigían la puesta en libertad de los dos apresados para así canjearlos por los nuestros.
Aquellos que hicieron de la imposibilidad de hablar con terroristas su bandera, hoy parecen amigos de piratas, casi se frotaban las manos ante la eventualidad de una desgracia y pedían por lo bajo el pago de lo exigido por los secuestradores. Mientras que los responsables políticos y judiciales han escarbado en el derecho con el fin de hacer lo que deben: adaptarlo a las circunstancias, cosa que no hicieron en circunstancias mucho más ventajosas para el estado de derecho y que hubieran reportado mayor paz social y una verdadera justicia.
Ahora todo el mundo está aliviado, y uno se alegra de que esos pobres pescadores salgan con bien de un embrollo del que no son culpables. Pero hay que plantearse algunas cuestiones de cara al futuro: lo primero es si en casos semejantes se podrá hacer lo mismo o esto sólo se ha realizado porque nos tenían cogidos por esa parte noble los piratas. Ahora cualquiera en el mundo sabe que el estado de derecho español se pliega a las exigencias de cualquiera que ponga en riesgo real la vida de sus ciudadanos. Lo segundo es si nos vamos a tomar en serio que la justicia sólo lo es cuando se aplica con criterios humanos y teniendo presente las circunstancias y que no hay justicia allí donde algunos retuercen el derecho a la vida digna y a la paz entre los hombres. Lo que debería hacer el juez Garzón, amén de investigar a todos esos "mediadores" con sede en la City, es abrir una investigación seria sobre lo que hacen nuestros barcos de pesca arrastreros en las aguas que tradicionalmente han servido para que la población somalí sobreviva. Además se debe investigar qué derecho internacional ampara a las tropas de los países europeos que persiguen, detienen y disparan contra población extranjera en aguas extranjeras. Por último, pero más importante, todos nosotros debemos hacernos una cura de información para saber qué pasa realmente, dejando de lado los medios de desinformación de masas que nos suministran la información para anestesiar nuestras inteligencia.
Por cierto, sería muy bueno que esos medios nos dieran la siguiente información:
1. ¿Cúanto dinero de subvención recibió y recibe el Alakrana?
2. ¿Cuánto cuesta la dotación de seguridad que llevará cada barco?
3. ¿Cuánto nos cuesta la operación Atalanta para defender los pesqueros?
4. ¿Quién se queda con las capturas y cuánto dinero les aporta?
5. ¿En qué condiciones quedan los mares tras el paso de los arrastreros?
6. ¿Qué grado de contaminación tienen esos peces expuestos a los residuos emergidos tras el tsunami del 2000?
7. ¿Cuáles son los verdaderos intereses para que esos barcos estén allí?
1 comentario:
Todo este asunto ha sido muy sucio y muy feo. Las preguntas se pueden multiplicar: ¿cuáles son y dónde están los cómplices europeos de los "piratas"?, ¿cuánta comisión se llevan?, ¿cómo es posible que dispongan los "piratas" de medios de información al parecer propiciados por los satélites?, ¿quien les vende las armas?, ¿por qué Africa está tan abandonada?, ¿por qué Europa se cree dueña del mundo, pero pone muros para que nadie entre en su propiedad, haciendo bueno el eslogan: el mundo de los europeos y Europa solo de los europeos?
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