
En los últimos cinco mil años de historia, la humanidad ha logrado crecer, multiplicarse y dominar la tierra, hasta el punto de que hoy somos más un peligro para ella que una bendición. Nuestro deseo inmoderado de acaparamiento de recursos y un sistema económico y social inmoral han llevado al propio planeta a una situación de estrés ecológico que difícilmente podrá soportar durante mucho tiempo. Desde hace unos cincuenta años, y por primera vez en la mil millonaria historia de la Tierra, hay una especie capaz de modificar notablemente los patrones de comportamiento del medio que le rodea. En los escasos años que nos separan del inicio de la Revolución industrial, hemos destruido, consumido y contaminado diez veces más que en todos los milenios anteriores de vida del homo sapiens. Pero la cosa no queda ahí: en los últimos veinte años, desde la caída del muro de Berlín, hemos provocado el mismo impacto en el planeta, huella ecológica, que en los veinte mil años precedentes. El ritmo de crecimiento de la depredación del planeta no ha hecho sino aumentar y, a pesar de la crisis, seguimos aumentándolo. 2009, el peor año de la crisis hasta el momento, se cierra con un crecimiento mundial ligeramente positivo, debido sobre todo al aumento de las economías emergentes. Esto quiere decir que seguimos aumentando el ritmo de destrucción del planeta, aunque sea poco. De seguir así, para 2050 será inviable la existencia del ser humano como especie en el planeta Tierra y se hará necesario tomar medidas drásticas. Algunos analistas predicen una vuelta a la Edad Media, otros una catástrofe sin precedentes de tonos apocalípticos. Por mi parte, como creyente en Cristo, muerto y resucitado, abogo por vivir los próximos treinta años como un tiempo de Paso: paso de la ideología del consumismo dilapidador de recursos, al ayuno racional de los mismos; paso de la economía de la producción y acumulación, a una economía del don donde los bienes son posesiones totales sociales; paso de una perspectiva antropológica obtusa a la amplitud de conciencia que supone saberse amado y necesitado de amar; paso, en fin, de un mundo inhumano que hemos dejado construir basado en la destrucción, la rapiña y el despilfarro, a un mundo con bases sólidas en la entrega oblativa de unos por otros y en el amor a Nuestra Santa Madre Tierra.
3 comentarios:
Cristo resucitado todo lo hace Nuevo. ¡ Feliz Pascua, Bernardo, y a todos tus lectores !
Feliz Pascua, Bernardo. Feliz Paso del Señor que nos llama a construir una tierra nueva y una nueva humanidad. Me atrevo a añadir al consumir menos y a buscar recursos más ecológicos, el trabajar menos, dedicar más tiempo a la alabanza al Creador y a la contemplación de la belleza de lo creado.
hola Bernardo:
Te envio este video que me han pasado sobre el calentamiento global, segun me han contado quieren ponerlo en la television pero no quieren mira porfavor
http://www.youtube.com/watch?v=J_huJsjgiTg
Antentamente tu alumna Irene Garcia Sanchez
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