San Roberto Belarmino es uno de esos santos que infunden esperanza en los simples mortales. Estoy convencido que con él la Iglesia quiere significar la universalidad de la llamada a la santidad, porque de lo contrario no se explica su canonización. Martillo de herejes, inquisidor en sus ratos libres, censor de científicos y adulador de jerarcas, con este currículum llegó a la santidad este buen hombre que todos los estudiantes de teología han de conocer por su empeño en defender la doctrina frente a todos aquellos que se empeñaban en criticarla, sean protestantes o científicos. Como ejemplo transcribo un texto de una carta de Belarmino a Foscani del 12 de abril de 1615 con relación al caso Galileo en el que el santo tomaba parte: "Si se diese una verdadera demostración de que el Sol está en el centro del mundo y la Tierra en el tercer cielo [entiéndase que es el tercer planeta], y que el Sol no gira alrededor de la Tierra, sino que la Tierra gira alrededor del Sol, entonces habría que explicar con mucha circunspección las escrituras que parecen contrarias, y más bien decir que no las entendemos, antes que decir que sea falso lo que se ha demostrado.
Pero no creeré que exista tal demostración hasta que no me sea mostrada [...] y en caso de duda no se debe abandonar la Escritura tal y como ha sido expuesta por los Santos Padres". Hay que saber que Belarmino "pidió" a Galileo que expusiera sus demostraciones como meras hipótesis, por tanto la frase que hemos resaltado cobra un nuevo valor. Si no creerá nada hasta que le sea mostrado y como mucho sólo se pueden lanzar hipótesis, entonces nunca se demostrará nada y por tanto habrá que seguir la Escritura tal y como la interpreta la doctrina oficial. Aún así, en caso de poder demostrar que la Escritura no acierta con la organización del mundo, entonces tenemos la escapatoria de afirmar nuestra ignorancia, salvando así el supuesto error de la Escritura.
Sea como fuere, la banca siempre gana, sobre todo teniendo presente el terror que el brazo secular podía ejercer. Giordano Bruno probó en sus carnes el modo de actuar de una fe a la defensiva y Galileo casi llega a hacerlo. Sin embargo, y a pesar de todo, la verdad siempre acaba imponiéndose, eppur si muove dicen que afirmó entre dientes Galileo, con lo que querría afirmar que las cosas son como son y no como a algunos les gustaría y no merece la pena poner en riesgo la vida por defender algo que se defiende solo.
A pesar de todos los belarminos de la historia, la verdad resplandece como el sol, más tarde o más temprano. Hoy en día Galileo ha sido rehabilitado por la Iglesia y cierto Darwin también, pero nos da la impresión que a toro pasado siempre se ven las cosas más claras. Creo que a la Iglesia le resulta muy fácil reconocer errores pasados y no los presentes, que también se están cometiendo con ciertas formas de entender la ciencia. No digo los teólogos, porque los hay muchos y buenos, pero sí la doctrina que no avanza ni a paso de tortuga, mientras la ciencia va en avión. En fin, a ver cuando subimos a los altares a Teilhard de Chardin. Hago votos por ello, aunque su doctrina fuera algo deficiente y su ciencia no se atuviera del todo a lo que hoy sabemos, pero si Belarmino pudo serlo, Teilhard con más razón.
3 comentarios:
Ya se sabe: la Iglesia ha canonizado a santos sin necesidad de milagro, ha canonizado a santos que no han existido, y finalmente ha canonizado a santos que muchos consideran que no eran santos. No pasa nada. Como tú dices hasta esto puede ser un motivo de esperanza y una afirmación de la universalidad de la santidad y de la salvación. Por lo demás, la relación entre ciencia y fe, como aplicación de la relación entre fe y razón, siempre ha estado llena de tensiones, sobre todo cuando olvidamos que la Escritura, como decía no sé qué Cardenal, y ya antes San Agustín, no no enseña como va el cielo, sino como se va al cielo.
El tema de la inmanancia del Ser en el mundo a diferencia de la trascendencia,continua siendo sospechosa en la Iglesia. Detrás persiste la sombra del panteismo. Al de Asís costó aceptarlo en la ortodoxia. La voz profética de Chardin pionero en el dialogo fe-ciencia, va cuajando con el paso del tiempo.Universo cristificado.Cristo universalizado. El Fuego ha penetrado la Tierra.Perlas de Chardín, tan actuales en este tiempo de multiversos, y teoria de cuerdas.
La santidad va tomando nuevas formas.Como a San Romero de América, el pueblo cristiano no espera a la declaración oficial de santidad.Sabe quienes son.
Los escritos,de Chardín son actuales,acompañan a cristianos y no cristianos en su caminar.Su persona ha traspasado las fronteras de su propia Iglesia.Puente dialogal. Voz universal.
De Belarmino, como popularmente se dice, no se acuerda ni el tato. Saludos
Th. Merton afirmaba que “ser santo, significa ser yo. Por lo tanto, el problema de la santidad y la salvación es, en realidad, el problema de averiguar quién soy yo y descubrir mi verdadero ser... Y por ello, hay que tener una heroica humildad para ser uno mismo, y no otro”. Belarmino, Chardin, Romero, serán santos sin han sido “uno mismo” y “no otro”. Ahora bien, yo creo que una cosa es la santidad y otra las “entronizaciones”. La Iglesia sólo entroniza, quiero decir, sólo puede entronizar, la santidad es cosa de Otro. Además, la Iglesia, con sus entronizaciones nos da pistas de por dónde va la moda “espiritual” del momento. Yo siempre he pensado que hay personas a quienes la Iglesia “entroniza” pero que están muy lejos de la santidad. . Al mismo tiempo, me pregunto cuántos ríos de santidad son desconocidos porque no está de moda, su “propuesta vital, o espiritual o su apuesta intelectual”. Da vértigo leer a Simone Weil cuando afirma que la "concepción romana de Dios" es el adversario a quien quiso combatir puesto que, "mientras quede tan solo un rastro de ella, la unión de amor (santidad) es imposible" . Pero va a ser verdad. Un saludo. Buen día. Gracias por tu comentario.
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