lunes, 27 de diciembre de 2010

Carroñeros y canallas

La actividad de los fondos de inversión de capital es poco conocida por el común de los mortales, sin embargo son los que determinan la actividad económica del mundo de hoy día. Estos fondos de inversión manejan varios billones de dólares y son capaces de hundir países, como Grecia o Irlanda, levantar imperios, como el de Bill Gates o Rupert Murdok, y atemorizar a países con ansias de liberación, como es el caso de Argentina, El Congo o Perú.
Los fondos de inversión actuales son los hijos del capitalismo industrial de la primera mitad del siglo pasado. En aquella época las grandes empresas necesitaban capital. Este provenía de la inversión pública o bien del método tradicional de sacar a Bolsa las acciones para conseguir capital. Este modelo era práctico y a la vez no excesivamente dañino, pues las inversiones tenían cierto riesgo que era asumido por el inversor. Entonces fue como a los grandes inversores se les ocurrió unirse para ser más fuertes. Crearon fondos de inversión como medio para unir fuerzas y diversificar el riesgo. Atrajeron a pequeños inversores y así consiguieron controlar grandes empresas. Una simple decisión suya podía hundir una empresa, pero su avaricia fue más allá. Caído el Muro de Berlín vieron la oportunidad que anhelaban. Su presión para conseguir relajar las legislaciones referentes a los movimientos de capitales y a los paraísos fiscales dieron como fruto una libertad irrestricta para invertir. Esto unido a la capacidad de infiltrar e influir en los gobiernos principales del planeta, consiguió las legislaciones adecuadas para proteger sus intereses y poner a la fuerza pública de su parte.
Hoy en día, estos fondos de inversión, también llamados Buitre, son los responsables de la inestabilidad financiera mundial y de la enorme crisis en que estamos inmersos. Sus decisiones de invertir en la construcción tras la caída de las empresas de Inernet en 2000, llevó al planeta a la mayor orgía financiera de la historia. Hoy, caídas las máscaras, se dedican a sanear balances a costa de los erarios públicos. Lo grave es que todas las medidas que se toman van encaminadas a darles a estos fondos más dinero y más poder cada día. Con todo ese poder hacen cuanto quieren y ponen contra las cuerdas a gobiernos y países enteros. El último dato que hemos conocido es cómo un fondo de estos, FG Hemisphere, amparado por las injustas leyes internacionales y por los cuerpos y fuerzas de seguridad de los estados de todo el mundo, ha conseguido cobrar una deuda que la República Democrática del Congo había dejado de pagar hace mucho. Se trata de una deuda de aquellas que contrajo Mobutu, deudas odiosas que sólo beneficiaron al dictador y que el pueblo pagó con creces durante muchos años, pero que hoy hacía mucho que el Congo no pagaba, amparado en la ilegitimidad de tal deuda. Eran 37 millones de dólares que el país nunca consiguió pagar, pero que en intereses hacía mucho que había sufragado. Ese dinero se sabía que había quedado en bancos belgas a nombre de Mobutu y el Congo lo reclamaba como medio de pago. La justicia internacional no atiende al origen de la deuda y siempre ha dado la razón a los acreedores, pero estos ya habían desistido de cobrar. El fondo buitre en cuestión compró la deuda por el valor nominal y fue con ella a un tribunal de Jersey, en Estados Unidos, que le ha dado la razón, obligando a pagar los intereses y subiendo la deuda a 100 millones. Para asegurar el cobro se ha dado orden internacional de requisar bienes del país por ese valor. El Congo ha visto cómo le incautan los pagos internacionales por sus productos y, peor aún, los derechos sobre la explotación de minas en zonas muy ricas del país. Con esto, el fondo de inversión se hace dueño de una parte del país por el módico precio de 37 millones de dólares, de los que ya ha obtenido 100 y suma y sigue.
Con este modo de operar, los fondos de inversión tienen asegurados los beneficios. La justicia mundial les ampara y los fuerzas de seguridad les protege. Si se da el caso que algún país decidiera no pagar, entonces se adoptarían otras medidas más contundentes, como magnicidios o golpes de estado, por supuesto bajo bandera falsa, es decir, mediante agentes interpuestos.
Este sigue siendo el mundo en que vivimos y la Luz que hemos vivido estos días nos sirve para iluminar la mentira y destapar el latrocinio sistemático, latrocinio que ahora quieren realizar con las pensiones públicas en España. Esta y no otra es la razón para reformarlas. Se trata de poner todo ese dinero público al servicio de los fondos de inversión, de modo que sigan realizando los crímenes que cometen con tanto descaro. Si consentimos esto estaremos dando más munición al enemigo y seremos cómplices de los crímenes que cometen.

El pueblo que estaba en tinieblas vio una gran luz.


3 comentarios:

quebrantandoelsilencio dijo...

Magnífico el resumen de cómo funcionan estos fondos. Creo que poco a poco, la gente nos vamos dando cuenta de quienes son los reponsables de este sistema que sólo busca el beneficio económico propio por encima de consideracones morales y legales.
Un saludo.

Martín dijo...

Uno no sabe si desear un feliz año nuevo o anhelar una feliz revolución. Pacífica, naturalmente, pero firme. Para empezar, el recibo de la luz va a subir el diez por ciento. La edad de jubilación va a aumentar a los 67 años, no se sabe si los que pagan hoy la seguridad social mañana podrán cobrarla. Zapatero anuncia que la crisis va a durar cinco años más (ya veremos lo que anuncia el gobernante de turno dentro de cinco años), eso sí, para consuelo de los españoles en la última decada la bolsa española ha sido la más rentable; en Haití como no funciona ni el gobierno no la ayuda oficial de las naciones, funciona la caridad de Mensajeros de la Paz, que llega a donde llega, o sea, a pocos, pero más vale pocos que ninguo, y más y más. Ya que podemos hacer poco, al menos hagamos que no nos remuerda la conciencia.

Anónimo dijo...

Me dice Vicente Llamas que intentó poner este comentario y no salió. Me lo ha enviado por correo y lo publico por su interés:

"De las divisiones de la luz, aquélla que escapa a todo orden de curvatura, a toda modalización geométrica, la que excede toda noción de origen y toda extrañeza primordial, la que no admite fluctuaciones internas ni alberga las razones germinales de su propia corrupción, y anega todo ámbito, sella toda fractura, irradiada desde sí al resto de sí como otra... Ésa.
Bon Nadal
Vicente Llamas"

Un abrazo. Bernardo

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