El FMI ha aplicado durante más de medio siglo las políticas financieras que han llevado al planeta hacia el neoliberalismo imperante, en modo alguno es una víctima del pensamiento único sino uno de sus principales puntales. Además, obligó durante treinta años a los países descolonizados a aplicar políticas de ajuste estructural que suponían abrir sus mercados internos a economías más potentes y dejarlos al descubierto ante la voracidad de las multinacionales. Durante todo este tiempo, el Fondo ha sido el cabildero de las políticas de saqueo constante de los países ricos en materias primas y empobrecidos en su economía. Durante treinta años ha sido el causante de las políticas económicas que han condenado a la desnutrición a tantos millones de seres humanos y el responsable de buena parte del sufrimiento mundial. El FMI, junto con el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, son los responsables del mal estructural de este mundo, son la santísima trinidad del mal global.
En estos tres últimos años, el FMI ha implementado políticas para salir de la crisis que no son sino un calco de las que obligó a hacer a los países de América Latina y Asia durante los decenios anteriores, políticas que fracasaron en lo social y económico y que sólo beneficiaron a las multinacionales y los grupos financieros, ayudándoles a tomar el control de los recursos, materias primas y mano de obra mundial. Durante los últimos años, sólo los países que no han seguido políticas del FMI han salido bien. Entre estos países hay que contar Argentina e Islandia. Sin embargo, aquellos que han seguido a pies juntillas sus imposiciones, están en la bancarrota y con un grave problema social: caso de Grecia e Irlanda. Porque el FMI es el responsable de emitir informes y aplicar políticas económicas que están cortadas con el mismo patrón: recortes sociales, privatización de lo público y reducción de impuestos, justo lo que está haciendo ahora mismo España y que llevan a los países a crisis más graves aún de las que supuestamente tienen. Pero con todas esas medidas se consigue lo que se pretende: hacer más ricos y poderosos a los que ya lo son y empobrecer más a los ciudadanos.
Lo que de verdad habría que hacer con el FMI es un juicio público, una especie de Juicio de Nuremberg donde se juzgue al FMI, al Banco Mundial, a la Organización Mundial del Comercio y, en definitiva, al Capitalismo. La causa es clara: incompetencia, ineficiencia y, lo más grave, crímenes contra la humanidad. Sería necesario aplicarles también algún tipo de legislación antiterrorista y que el juicio fuese público, con condena y ejecución públicas incluidas. Por supuesto que a las personas responsables, hay unas 6.000 en todo el mundo, habría que tratarlas humanamente, al menos con algo más de humanidad que ellos trataron siempre a los demás, pero las instituciones deben ser ejecutadas para quede claro que no volveremos a consentir que unos cuantos organicen el mudo para obtener el máximo lucro posible a costa de la inmensa mayoría de la humanidad.
Menos mal que soñar aún es gratis en el capitalismo
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