martes, 8 de marzo de 2011

Una inmeditez mediata

Ayer tuvimos la ocasión de disfrutar en el Instituto Teológico de la presencia de Martín Gelabert, invitado a las XXIV Jornadas de Teología. Nos aprovechamos bien de él. A las 17:30 tuvimos un encuentro con los alumnos de Licencia, Máster y quinto de Bachiller con el título "Experiencia cristiana y Teología". La breve exposición de Martín fue enjundiosa, dejándonos perlas de las que él habitualmente gusta en sus escritos. Dios, nos dijo, se nos da, pero lo hace por medio de la realidad del mundo y de la historia, su presencia en el hombre es una inmediatez mediata, nunca se nos da sin mediaciones porque Dios se tiene que mostrar al hombre en las condiciones del mundo. De ahí que la Teología tenga necesidad de una purga (añado yo) para clarificar qué es lo que viene de Dios y cuáles son las condiciones que esa presencia suya necesita para dársenos. En definitiva, toda experiencia de Dios está dada en las condiciones de éste mundo y nunca fuera de él. Dios no se da a pesar del mundo o más allá del mundo, sino en el mundo.
La participación de los alumnos fue interesante e intensa, pero el tiempo era escaso y muchos quedaron con preguntas en el tintero. Después, a las 19:00 horas fue la conferencia en el Salón de Actos del Centro. "Palabra de Dios, palabra de hombre" fue el título de la conferencia. Como siempre en Martín, su lenguaje preciso hizo fácil un discurso denso y profundo que supo desentrañar la realidad encarnada de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios, nos dijo el Concilio Vaticano II se da en palabras humanas, no a pesar de las palabras humanas o más allá de ellas. Por esto, la Palabra de Dios en la Escritura es, por analogía, como una encarnación del Verbo en un libro. Los autores de los textos sagrados son verdaderos autores, no meros instrumentos al servicio de un Redactor divino. Para comprender cabalmente la Palabra de Dios es necesario contextualizar los textos en los que está contenida para no cometer el error de pensar que la mera literalidad o una alegoría poética son el verdadero sentido. El sentido de la Escritura está en el todo de ella, pero se nos escapa sin las circunstancias concretas porque la Revelación de Dios es progresiva y provisional, para poder adaptarse a todas las circunstancias de los hombres. Dios actúa como un magistral pedagogo que se adapta a la realidad cultural y hasta moral de los hombres a los que se revela.
De verdad que las pocas horas que estuvo Martín con nosotros se nos hicieron escasas y quedamos con ganas de seguir escuchando un discurso tan necesario hoy en la Iglesia. Hemos gozado enormemente y he de reconocer que mi gozo era indescriptible, como un niño con zapatos nuevos. Nos quedan sus palabras escritas y su magnífico blog para seguir disfrutando.

1 comentario:

Martín dijo...

Gracias, muchas gracias por la invitacion. Me senti muy honrado. Un abrazo

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