La táctica utilizada es clara y en el documental puede verse de forma meridiana: grandes empresas de países en expansión, ya sea Arabia Saudí, que ya ha agotado su agua fósil del desierto y es incapaz de seguir produciendo alimentos más allá de 2016; India, que tiene una bomba malthusiana en ciernes; China, ávida de todo tipo de recursos para alimentar sus voraces nuevos ricos; y el resto de países enriquecidos de siempre, proponen a los gobiernos, generalmente corruptos, la cesión de sus tierras incultas para la producción industrial a gran escala. La producción, íntegramente, va a parar al mercado internacional de alimentos o a los países originarios de las multinacionales. De esta manera, se da el caso de Etiopía o Namibia, lugares donde el 80% de la población recibe ayuda alimentaria de la FAO y toda su producción de alimentos, suficiente para alimentar esos países, se exporta. A cambio, el país anfitrión recibe la inversión en maquinaria y algunas infraestructuras relacionas con la producción alimentaria y la exportación. Lo que no se dice, pero está claro, es que los políticos de turno, como se dice, se lo llevan crudo, y la población sufre las consecuencias. De ninguna manera se beneficia de esos alimentos, al contrario, todos ellos pasan al circuito del mercado internacional donde solo los ricos pueden acceder a su compra y consumo. Es una forma de colonialismo que mantiene a los colonizados en la miseria para utilizarlos como mano de obra. Algunos bien pensados liberales apuntan que es el peaje necesario para que estos países salgan del subdesarrollo, pero eso no son más que ilusiones ideológicas para legitimar el expolio.
Por otro lado, las tierras, supuestamente incultas y que reflejarían la desidia de aquellas gentes, son muy ricas para la producción, generalmente sabanas y tierras de pradera, pero lo serán durante pocos años al ritmo de explotación intensiva que se les somete, con la utilización de abonos químicos, semillas modificadas y pesticidas en grandes cantidades. Estas tierras y las aguas a ellas asociadas, acabarán altamente contaminadas e imposibilitadas para la vida en un plazo no superior a veinte años. Entretanto, estas empresas habrán obtenido pingües beneficios, el mercado internacional que abastece a los ricos habrá sobrevivido unos decenios más y la ilusión de que podemos continuar así nos mantendrá un tiempo contentos, pero en realidad esto no es más que el principio del fin. Ya queda poco para que nadie pueda vivir en este planeta. Es una verdadera lástima lo que estamos consintiendo. Quizá habría que hacer lo que un etíope cuenta en el documental: tomar las armas.
2 comentarios:
"Estas tierras y las aguas a ellas asociadas, acabarán altamente contaminadas e imposibilitadas para la vida en un plazo no superior a veinte años". Eso, prescindiendo de cualquier consideracion ética, y solo en términos de mercado, es pan para hoy y hambre para mañana. ¿Cómo es posible que unos buenos empresarios hagan un negocio que, a medio plazo, les llevara a la ruína? ¿Quizás son malos empresarios y no sólo malas personas?
Les da todo igual, solo piensan en el beneficio ya. Miremos lo sucedido con las tierras del Amazonas que han sido deforestadas. En menos de 20 años no sirven para cultivo y quedan hechas un erial.
Es lo que tenemos, por desgracia.
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