domingo, 15 de mayo de 2011

Colonización XXI

Uno de los programas televisivos que no hay que perder de vista es Documentos tv, aunque en general la 2 de tve debe ser tenido en cuenta por cualquiera que pretenda utilizar la televisión con criterios de cierta calidad. Documentos tv ha sido un programa asociado a la figura emblemática del periodista Pedro Erquicia, quien abandonó la dirección del mismo hace cuatro años por haber llegado a la edad que marcaba la nueva legislación sobre RTVE, que obliga a perder el talento de tanta gente que podría seguir siendo muy válida. Hay que reconocer que el actual equipo no llega a la altura del anterior, aún así siguen proponiendo documentos de un gran valor para el análisis del mundo actual. Anoche pudimos disfrutar de uno de estos documentos, Planeta en venta. El documental es una denuncia con imágenes de una realidad que lleva tres años produciéndose, una realidad injusta que aquí hemos denunciado en varias ocasiones (ver aquí). A raíz de la crisis financiera, pero con causas más profundas en el aumento de población mundial que nos llevará en 2050 a 9.000 millones de habitantes y la progresiva reducción de las tierras fértiles y los recursos hídricos, ciertos países enriquecidos han puesto a sus multinacionales a comprar o alquilar por largos periodos las mejores tierras de cultivo de países empobrecidos.

La táctica utilizada es clara y en el documental puede verse de forma meridiana: grandes empresas de países en expansión, ya sea Arabia Saudí, que ya ha agotado su agua fósil del desierto y es incapaz de seguir produciendo alimentos más allá de 2016; India, que tiene una bomba malthusiana en ciernes; China, ávida de todo tipo de recursos para alimentar sus voraces nuevos ricos; y el resto de países enriquecidos de siempre, proponen a los gobiernos, generalmente corruptos, la cesión de sus tierras incultas para la producción industrial a gran escala. La producción, íntegramente, va a parar al mercado internacional de alimentos o a los países originarios de las multinacionales. De esta manera, se da el caso de Etiopía o Namibia, lugares donde el 80% de la población recibe ayuda alimentaria de la FAO y toda su producción de alimentos, suficiente para alimentar esos países, se exporta. A cambio, el país anfitrión recibe la inversión en maquinaria y algunas infraestructuras relacionas con la producción alimentaria y la exportación. Lo que no se dice, pero está claro, es que los políticos de turno, como se dice, se lo llevan crudo, y la población sufre las consecuencias. De ninguna manera se beneficia de esos alimentos, al contrario, todos ellos pasan al circuito del mercado internacional donde solo los ricos pueden acceder a su compra y consumo. Es una forma de colonialismo que mantiene a los colonizados en la miseria para utilizarlos como mano de obra. Algunos bien pensados liberales apuntan que es el peaje necesario para que estos países salgan del subdesarrollo, pero eso no son más que ilusiones ideológicas para legitimar el expolio.

Por otro lado, las tierras, supuestamente incultas y que reflejarían la desidia de aquellas gentes, son muy ricas para la producción, generalmente sabanas y tierras de pradera, pero lo serán durante pocos años al ritmo de explotación intensiva que se les somete, con la utilización de abonos químicos, semillas modificadas y pesticidas en grandes cantidades. Estas tierras y las aguas a ellas asociadas, acabarán altamente contaminadas e imposibilitadas para la vida en un plazo no superior a veinte años. Entretanto, estas empresas habrán obtenido pingües beneficios, el mercado internacional que abastece a los ricos habrá sobrevivido unos decenios más y la ilusión de que podemos continuar así nos mantendrá un tiempo contentos, pero en realidad esto no es más que el principio del fin. Ya queda poco para que nadie pueda vivir en este planeta. Es una verdadera lástima lo que estamos consintiendo. Quizá habría que hacer lo que un etíope cuenta en el documental: tomar las armas.

2 comentarios:

Martín dijo...

"Estas tierras y las aguas a ellas asociadas, acabarán altamente contaminadas e imposibilitadas para la vida en un plazo no superior a veinte años". Eso, prescindiendo de cualquier consideracion ética, y solo en términos de mercado, es pan para hoy y hambre para mañana. ¿Cómo es posible que unos buenos empresarios hagan un negocio que, a medio plazo, les llevara a la ruína? ¿Quizás son malos empresarios y no sólo malas personas?

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Les da todo igual, solo piensan en el beneficio ya. Miremos lo sucedido con las tierras del Amazonas que han sido deforestadas. En menos de 20 años no sirven para cultivo y quedan hechas un erial.
Es lo que tenemos, por desgracia.

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