lunes, 21 de noviembre de 2011

Los otros "resultados" electorales

Acabo de oír a Rosa Díez decir: "qué tiene que pasar en ese país para cambiar la ley electoral. Mientras Amaiur,con poco más de 300 mil votos tiene 7 diputados, UPyD, con más de un millón, sólo 5". La respuesta a la diputada electa es sencilla: que un partido con ganas de cambiar el régimen político pueda ganar las elecciones. Echando la vista a la historia vemos algo muy claro. Tras la Segunda Gran Guerra, la configuración de los regímenes políticos se estructuró en toda Europa mediante sistemas electorales mayoritarios que permitían a sólo dos fuerzas políticas, generalmente de centroderecha una y de centroizquierda la otra, alternarse en el poder. En toda Europa menos en Italia, donde ese mismo sistema mayoritario habría permitido gobernar al PCI. Allí, por instancias de la fuerza vencedora y ocupante, el sistema fue proporcional puro. De esta forma se evitó durante más de cincuenta años que ese partido estuviese en el gobierno, llegando al extremo de gobiernos pentapartitos. Todos contra el PCI. Pues bien, en España sólo se cambiará la ley electoral si un riesgo tal se adivinara en el futuro. Mientras, el sistema premia a las mayorías. Veámoslo en los resultados electorales de ayer mismo.
Las cifras que expongo están tomadas de la web del ministerio del interior y se corresponden con el siguiente orden: Partido, votos, porcentaje, escaños, escaños en proporción.
Las dos últimas cifras de cada partido corresponden a los escaños que obtienen y los que deberían obtener en un sistema proporcional. Véase los datos de los cuatro primeros especialmente.

PP 10.830.000 44,6 186 158
PSOE 6.970.000 28,7 110 101
IU 1.680.000 6,9 11 24
UPyD 1.140.000 4,7 5 16
CIU 1.014.000 4,1 16 14
AMAIUR 333.000 1,3 7 4
PNV 323.000 1,3 5 4
ESQUERRA 256.000 1 3 3
EQUO 215.000 0,9 0 2-3
BNG 183.000 0,75 2 2
CC 143.000 0,59 2 1-2
COMPROMÍS 125.000 0,5 1 1
PACMA 101.000 0,4 0 1
FAC 99.000 0,4 1 1
GBAI 42.000 0,17 1 0
eb (Escaños en blanco) 97.000 0,4 0 1

De este cuadro sinóptico de resultados se deduce que no es el número de votos el que decide el gobierno, sino el sistema electoral, basado en la aplicación de la ley D'Hondt en circunscripciones pequeñas, que premia a los partidos mayoritarios y castiga severamente a los minoritarios. Como indicamos en la columna de la derecha, la extrapolación de resultados a un sistema proporcional puro daría como resultado lo que de verdad los españoles votamos ayer: que el PP es la minoría mayoritaria, pero no podría gobernar en solitario y tendría que aliarse con uno o dos partidos para gobernar. Esta fórmula, que se ha demostrado mejor para la democracia, es la que el sistema electoral quiere evitar. Si a esto unimos que en el reparto aún restan 25 escaños en el sistema proporcional que irían a partidos que han obtenido más del 0,33% de votos, es decir, más de 30.000 votos, tendríamos un parlamento que de verdad nos representaría y que sería un fiel reflejo de lo que los españoles votan. Otra cuestión es el reparto del poder y la implantanción de las listas abiertas, de modo que se rompa la partitocracia impererante, pero empezar por un sistema proporcional a nivel estatal no estaría mal. De entrada ningún partido podría tener el 55% de los escaños con el 44% de los votos y tampoco se daría el caso aberrante democráticamente de que un partido con un tercio de votos que otro obtenga un 5o% más de diputados.

El sistema electoral nació en la Transición y fue el resultado de sumar los deseos de la derecha y el PSOE, unidos a los nacionalismos. De ahí que sea un sistema mayoritario por circunscripciones pequeñas, lo que favorece a las minorías mayoritarias en cada circunscripción, pero no representa la voluntad popular de los ciudadanos. Aquel sistema recogía dos cámaras, una de ellas de simple segunda lectura y absolutamente sobrante. Con esto se pretendía dar representatividad a los territorios, pero no se ha conseguido. Lo justo sería tener las dos cámaras, el Congreso para la representación ciudadana y el Senado para la representación territorial. Para el Congreso debería instaurarse la circunscripción electoral única y el reparto proporcional de los escaños, incluso ampliar el número de escaños a 400. Para el senado bastaría con 100 senadores, elegidos por sufragio directo en los territorios por listas abiertas, sin partidos, más un representante por cada Comunidad Autónoma y un número variable de senadores elegidos entre los ayuntamientos más importantes. Al Senado se le atribuiría en exclusividad la legislación referente a Administración Pública y territorios, dejando el resto para el Congreso.

Nada de este se cambiará, a no ser que un partido con ideario revolucionario tuviera opciones de conseguir ser la minoría mayoritaria. Mientras, las dos fuerzas mayores del espectro político se reparten el poder con placidez.






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pfff. ¡Qué diferencia! Otro Gallo cantaría... Incluso los políticos se verían obligados a "hacer política" en busca del interés general. Vamos, que se tendrían que poner de acuerdo sí o sí.
En cualquier caso yo lo lamento por Equo... ¡Apuntico de conseguir un escaño! En fin. Es lo que tiene votar, como hago siempre, a perdedor.

PS: "Me amaste como a un perdedor, y te preocupa que pueda vencer" (First we take manhattan, de Leonard Cohen)

Martín dijo...

Desgraciadamente estoy de acuerdo con el diagnóstico. Aunque yo me sentiría mejor representado con los resultados que indican tu última cifra. Y aunque estoy convencido de que todos los partidos buscan el poder, y lo demás son medios para mantenerse en el poder, pienso que con un sistema más representativo el poder estaría más controlado.

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