viernes, 27 de enero de 2012

Palabras de paz para hacer la guerra

Con motivo de la creación de la nueva coalición por la paz en Oriente Medio, hemos vuelto a escuchar palabras que hablan de paz pero que en el pasado condujeron a la guerra. "No tenemos nada contra el pueblo iraní" han dicho los fantoches que gobiernan el Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos, como otrora hicieran otros fantoches reunidos en unas islas próximas a las costas ibéricas. Les llamo fantoches (4ª acepción de la RAE: muñeco grotesco frecuentemente movido por medio de hilos) porque no se representan a sí mismos ni a sus países, sino que ejecutan los planes de ciertas élites económicas que rara vez salen a la luz pública y utilizan marionetas para que el público tenga una cara a quién odiar o a quién culpar de lo que sucede. Fantoches son, al fin, porque son sujetos neciamente presumidos que han acabado creyendo la farsa en la que los han embarcado. Sin embargo, estos fantoches son capaces de aplicar los planes de destrucción impuestos por sus amos y que llevan a los países a la guerra y a millones de seres humanos al infierno y la barbarie de la violencia.

No sé cuánto tiempo puede faltar para la intervención en Irán, en el fondo se trata de ver cuánto estarán dispuestos a soportar las autoridades persas las provocaciones, los atentados y los actos bajo bandera falsa (ver aquí otro texto). En el caso de Irak, apenas medió un año entre las primeras declaraciones y la guerra. También se dieron otras circunstancias que asemejan aquel caso a este. Según los informes de la Organización Internacional de la Energía Atómica y los reportes del propio Servicio Secreto de Estados Unidos, Irán no tiene un programa de producción de armas atómicas. Pero el discurso público contra Irán no hace sino aumentar el tono. Es muy posible que la mayor parte de la opinión pública, la publicada ya lo ha asumido, piense que Irán sí tiene este proyecto. Con esto se justificaría una guerra para eliminar la amenaza, pero todos deberíamos ser conscientes que no es eso lo que se pretende. El fin perseguido ni siquiera tiene que ver con la mera y única posesión de los recursos petroleros, es algo más vil aún y sin embargo´de más calado. Se trata de salvar el modelo de relaciones internacionales imperante, el status quo vigente. Los países centrales del Imperio Global Postmoderno, USA, UK y sus adláteres, necesitan mantener el control de los recursos que permite al dólar ser la moneda de referencia. Mientras el dólar persista en su posición mundial, el status quo se mantendrá. De una manera u otra, la producción global de riqueza pasará por el dólar y quien imprime el billete verde mantendrá la hegemonía mundial.

El mayor club de sinvergüenzas del mundo, que se reúne en Davos estos días, necesita la fuerza militar estadounidense para defender sus reglas de juego y la única manera de hacerlo es mantener la moneda que sustenta a ese ejército. Es un círculo vicioso horrible: las élites necesitan la fuerza militar para defender su posición; la fuerza militar ha de ser financiada con grandes recursos; el país que sustenta la fuerza militar no dispone de esos recursos, ergo la élites permiten que la moneda del imperio siga imprimiéndose libremente contra el valor del petróleo y la máquina de matar: un verdadero infierno ya en la tierra.

Las palabras hacen cosas, como sabía Austin, y en este caso hacen la guerra, como las palabras obscenas de Davos. Quieren crear un mecanismo para controlar a los países con déficits presupuestarios, es decir, hemos llegado a la guerra económica total. Como dijera Clausewitz, la guerra  es la continuación de la política por otros medios y la economía es la continuación de la guerra. Guerra, política y economía, en la globalización postmoderna son sinónimos.

3 comentarios:

checha dijo...

GRACIAS, GRACIAS, Bernardo.
Tú hablando del macrocosmos y yo del microcosmos, tú documentándonos, yo aprendiendo y mostrándote el pequeño mundo en el que vivo. Sin embargo, estamos hablando de cosas muy muy parecidas-
Queriéndolo o sin quererlo has respondido con creces a mi demanda. La GUERRA suscitada en mi blog versaba sobre la importancia ortográfica de escribir la palabra "dios" con mayúsculas o minúsculas.Quizás sea sacrílega mi afirmación, pero es en nombre del "Dios" con mayúsculas, en el que se han suscitado las grandes guerras, las querras que él/Él abomina, el gran conflicto en Oriente, que jamás tendrá solución, mientras los FANÁTICOS luchen contra los fanáticos(que viven en la pobreza, que su única reivindicación es ser respetados en sus creencias que les ayudan, como a todos, a vivir mejor, a conseguir su "cielo", que nadie sabe ni sabrá si es mayor o mejor que el CIELO, ¿cuántos habrá?. De lo que no me cabe duda es que será inalcanzable para los que no se afanen por buscar éste, el cielo de la tierra.
Y hablando de cielos, creo que para algún amigo mío, cura muy conservador y respetable, y al que sinceramente aprecio mucho,voy caminito, caminito del infierno, desde el mismo momento en que le envié un correo que relatizaba el concepto tradicional y consagrado del mismo.
Reacción: llenarme el correo de pasajes sobre el infierno, donde cada vez siento más cerca el calor de unas grandes llamas abrasadoras. No me importa demasiado, soy friolera por naturaleza, pero hay algo que sí sé: eso también es GUERRA, si quieres llámala MICROGUERRA, pero es la semilla de aquellas a las que tú aludes.
Tu imagen de Gandhi, también complementa mi entrada siguiente, que no es más que una cita del mismo:
OJO POR OJO Y TODOS QUEDAN CIEGOS
Gracias por escucharme, gracias por tu blog, gracias por ser un hombre de PAZ

Anónimo dijo...

Casi totalmente de acuerdo contigo, Bernardo. El tuyo es uno de los pocos análisis que he visto que ponen el dedo en la verdadera llaga: la guerra no se levará a cabo tanto por el control del petróleo como forma de asegurar la plena disposición de energía para EEUU y Europa, sino más bien como forma de mantener el dólar como moneda de intercambio internacional. Eso es algo que comenzó a destruir el propio Sadam Husein, pues él fue quien anunció la posibilidad de comerciar el petróleo en otras monedas, y de ahí su satanización. Tras él cogió el testigo otro satanizado, Hugo Chávez, que está imponiendo poco a poco y desde hace años el bolívar como moneda de cambio en todo el cono sur, frente al dólar. Pero es que desde hace solo unos meses es China quien ha tomado la iniciativa en este asunto, negociando con Rusia en moneda local y con Brasil con oro. El dólar está en las últimas y el único salvamento es una guerra contra Irán. Ahora bien, aquello de lo que discrepo contigo es que esta guerra sea un plan reciente: no solo Bush padre e hijo hablaron de un "eje del mal" en el que incluían a Irán, y así se reflejó en las cartas que Donald Rumsfeld entre otros enviaron a Clinton entre 1997 y 1999 desde el llamado Nuevo Proyecto del Siglo Americano, sino que ya el mismísimo Reagan incluía a Irán junto a Rusia cuando hablaba de "Imperio del mal". Esta guerra es una vieja aspiración -de hace tres décadas- de EEUU, pues verdaderamente es donde siempre se han jugado los intereses capitalistas.
De todas formas y en definitiva, decirte que me encanta tu perspectiva objetiva ante el asunto.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Sí, David, el capitalismo en fase terminal es tan peligroso como predecible: hará todo lo necesario para pervivir, cueste lo que cueste, como dijo el otro. Hacen falta estos análisis, como los que tú mismo haces en tu blog. Seguro que abrir los ojos provocará algún cambio y si no lo provoca al menos nos quedamos tranquilos.
Un cordial saludo

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