miércoles, 14 de marzo de 2012

Los "otros" recortes

¿Es mucho un 5%? Depende de lo que se trate, al fin y al cabo, el porcentaje solo indica la proporción de algo. Si hablamos de un 5% de aumento del coste de la vida es mucho para un parado, nada para un banquero. Es una cuestión de perspectiva. En el tema de los recortes en el gasto público, un 5% del PIB, que es lo que propone el gobierno para este año, es una cifra asumible si se realiza de forma equitativa. Pongamos un ejemplo. Teniendo en cuenta que el resultado de dividir la riqueza total generada por el país entre el número de habitantes, 47 millones, es de 21, 270 euros anuales por habitante, la cantidad que cada habitante debe ceder al estado para reducir el déficit es de 1, 063 euros. Esta cantidad no es elevada, pero hay que tener presente que muchos habitantes del país no alcanzan a ingresar la cifra que le toca según la fórmula equitativa de dividir la riqueza por el número de habitantes, con lo que habría que introducir un elemento corrector.
Este elemento podría ser el siguiente. Aquellos habitantes que superen la cifra arriba indicada deberán abonar una cantidad suplementaria proporcional, puesto que tienen más ingresos que la media. Es más, puesto que hay habitantes que no llegan a esa cifra media, esos tales no deberían hacer ningún esfuerzo económico hasta que los que la superan no estén en la media. Más aún, podría introducirse otro factor correctivo, llamemos de justicia, por el cual el Estado detraiga de los que superan la cifra para elevar los ingresos de los que se ven perjudicados en el reparto.


Hecho todo lo anterior y según los datos de la contabilidad nacional, tenemos el siguiente resultado. Existe un 50% de la población que no llegan ni a la mitad de los 21, 270 euros, otro 20% que están en el 80% de esa cifra; otro 20% ronda la cifra y un 10% de la población la supera ampliamente. Más aún, el 1% de la población del país supera 100 veces la cifra. Pues bien, las correcciones descritas nos obligarían a tomar ese dinero que necesita el país recortando de los ingresos de ese 1% de la población, sin tocar las rentas del resto. Como aún este 1% superaría en 50 veces la cifra media, podríamos tomar otra cantidad para incentivar la economía productiva, aumentar el gasto en I+D+i, invertir en educación y sanidad y ampliar la cobertura de desempleo a los que la han perdido. Después de estos recortes al 1%, podríamos empezar con los recortes al 10% que superan en varias veces la cifra media, con ese dinero podríamos establecer una cláusula de justicia redistributiva que aumente las rentas de los que están en el 50% de la media. Y ahora sí, el Estado reduciría su déficit, cumpliríamos los criterios que nos imponen, tendríamos estabilidad presupuestaria y una sociedad justa y cohesionada.

Sin embargo, para no tocar al 1% que tiene una renta superior en 200 veces la del 50% de la población, el Estado recorta el gasto en educación y sanidad, reduce los sueldos a los trabajadores, aumenta los impuestos a todos menos a los que poseen las rentas altas y ponen en peligro el sistema productivo al reducir la inversión, la investigación y el desarrollo económico. Y todo porque el modelo ideológico que impera exige que el Estado corra con las pérdidas patrimoniales de la banca, asuma los gastos generados por el modelo de despilfarro del ladrillo, costee la reestructuración del sistema financiero y subvencione a las rentas altas mediante una exención fiscal que llega al 50%. Por eso su lenguaje es normativa e imperativo: hay que hacer, tenemos que hacer, esto es lo que hay que hacer, no podemos hacer otra cosa. Y acto seguido nos explican la causa: porque el hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, porque el Estado es un manirroto, porque la administración ha gastado sin control. Pero no nos dicen que, España está a la cola de Europa en gasto sanitario y educativo, que la estamos a niveles de subdesarrollo en investigación y desarrollo tecnológico, excepto en industria militar y aledaños, que el sistema de protección social es de los más precarios de Europa y que todo esto es la causa, como bien explica el profesor Navarro, de nuestra situación.
Así es que, recortes sí, pero otros recortes.

*En la imagen puede apreciarse la división de la riqueza. La delgada línea azul es el 5% de riqueza que se reparte el 90% de la población. La extensión rosada es el 90% de riqueza para el 1% de la población. Son datos de USA, pero sirven para España.

1 comentario:

Martín dijo...

Estoy de acuerdo: el problema nunca es la falta de pan o, al menos, en nuestro caso, no es la falta de pan. Porque hay pan de sobra. El problema es la forma de repartirlo. Un abrazo desde la Galicia profunda.

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