miércoles, 8 de agosto de 2012

Carta Abierta al señor Amancio Ortega


 Muy estimado señor Ortega:
acabamos de conocer los datos referentes a su fortuna personal a fecha de agosto de 2012. Según esos datos, usted es dueño y poseedor de la tercer mayor fortuna mundial, 38.000 millones de euros, superando al magnate Warren Buffett, aquel que dijera en 2006 que, efectivamente, estamos en una guerra de clases y su clase, los ricos, la están ganando. Y a fe que es así en España, usted es el vivo ejemplo de ello. Por tanto, no puedo felicitarle por esos datos, como cristiano tengo muy presente aquello del camello y la aguja, ¿sabe de lo que hablo? Seguro que sí, al menos en la reciente boda de su hija, mi enhorabuena por ello, leerían alguna lectura de un libro que llaman Biblia; ahí habla de usted y de sus millones, y no muy bien, sobre todo porque pone en relación sus millones con los cientos de millones de hambrientos en este planeta. Sí, sí, aunque no lo crea existe una relación entre su riqueza y la miseria de tantos de esos seres humanos que son sus hermanos o sus congéneres, como prefiera. Por todo esto he querido escribirle esta carta, en parte para avisarle, en parte para ayudarle.
Muchos piensan que su fortuna es legal, legítima y lícita, pero usted sabe muy bien cómo la obtiene y por tanto sabe que eso no es así. Desde el punto de vista legal, usted cumple las leyes en los países en los que tiene la producción y venta, pero juega al límite de la legislación para intentar escapar a los requerimientos laborales y medioambientales, lo que resta legitimidad a sus beneficios. Si su producción está ubicada en países de dudosa aplicación de la ley, es seguro que lo hace para beneficiarse de esa ambigüedad legal. Hemos sabido por la prensa que en Marruecos trabajan para usted las mujeres por 178 euros al mes en jornadas laborales de 65 horas semanales y que las adolescentes cobran la mitad por ese trabajo. Si en Marruecos el salario mínimo interprofesional, que no el salario medio, es de 10,14 dirham la hora y trabajan 280 horas al mes, el sueldo debería ser de casi 3.000 dirham, es decir, casi 300 euros, y eso para cobrar el salario mínimo. Por tanto, su fortuna no es legal, pero tampoco legítima.

La ingeniería financiera, las desgravaciones fiscales y otras exenciones, le permiten tener un nivel impositivo menor que sus propios trabajadores, como el mismo Soros reconocía hace el año pasado. Si usted ha incrementado este año sus beneficios en 12.000 millones, el Estado debería percibir 3.000 millones en impuestos y se podría realizar una distribución de esa riqueza generada, pero el sistema de evasión fiscal que impera en España, especialmente, le permite evadir la obligación impositiva nacional. Si lo piensa bien, esto va contra su empresa. El Estado necesita de esos recursos para formar a sus futuros trabajadores, ¿o es que pone usted las escuelas, institutos y universidades donde se forman? Con ese dinero, el Estado sana a sus trabajadores presentes y futuros, a sus familias y a usted mismo, ¿o es que pone usted los centros de salud y los hospitales? Con ese dinero, el Estado cuida de sus ciudadanos, de su seguridad pública y legal, ¿o es que pone usted a los jueces, a los policías, a los bomberos y a los equipos de protección civil? Con ese dinero, el Estado se ocupa de la protección del medio, tan importante para que la gente pueda vivir con dignidad y disfrutar de lo que le rodea. Todo eso que el Estado hace por usted le permite vender sus productos con la seguridad de ser comprados, obtener sus beneficios con la seguridad de no ser expropiados, defender sus propiedades con la seguridad de la imparcialidad de la ley. Pero, imagine por un momento que el Estado dejara de percibir sus impuestos, y los de todos los que son como usted. Las personas dejarían de tener la formación necesaria y suficiente para trabajar en sus empresas, al menos en España; no tendrían la suficiente salud, ni la seguridad siquiera para salir de sus casas, caso de que no las hayan perdido. Si el Estado se hunde,usted debe abandonar el país, y por la misma lógica el mundo entero se convertiría en una jungla sin normas donde, como dijera Smith, los negocios no podrían prosperar.

Si esto no fuera suficiente, creo y usted también lo sabe en su fuero interno, que su riqueza no es lícita. Cuando tantos de sus hermanos o congéneres sufren enormes calamidades, esa riqueza es un indicativo de su culpa. Con 38.000 millones de euros, según la ONU, se acaba con el hambre en el mundo. Sí, sé que es algo demagógico decir esto, pero ¿acaso no es inmoral saber eso y no hacer nada? Usted puede tomar decisiones que apenas afectan a su riqueza actual y que mejoran las condiciones de vida en el mundo: puede mejorar las condiciones laborales en los países en desarrollo (!) donde tiene su producción. Podría aplicar allí las condiciones legales de aquí, con lo que avanzaríamos hacia una verdadera integración mundial al alza en las condiciones laborales. Al ser su empresa una de las mayores explotadoras, podría obligar con ese cambio a las otras y mejorar la vida de mucha gente. También podría crear una cierta cultura de la solidaridad entre los de su clase respecto al Estado, al menos aunque sea por motivos egoístas como los expuestos arriba. Y puede, claro que sí, dedicar su fortuna, como todas fruto del latrocinio, para aliviar el sufrimiento de tantos y tantos millones de seres humanos que no tienen casi esperanza. 

Muy estimado señor Ortega, sé que no hará nada de esto y lo sé por lo mismo que usted lo sabe: está atrapado en la falacia de un sistema social, político y económico que le impide ver con los ojos adecuados lo que está sucediendo. Usted sabe muy bien que no se puede crear una fortuna como la suya legal, legítima y lícitamente. Sea porque actúa con justicia y da a cada uno lo suyo; sea porque actúa con inteligencia, creando las condiciones de posibilidad de sus negocios; sea porque actúa con caridad, compartiendo con los demás los frutos de su esfuerzo, la riqueza como tal no existiría y usted no sería el dueño de la tercera mayor fortuna del mundo.

Sin más que decirle, reciba mi más profunda compasión ante su profunda ceguera moral, le tengo en mis oraciones, por lo del camello y la aguja.

15 comentarios:

Unknown dijo...

Bernardo, qué bien lo dices. Gracias por ayudarnos a reflexionar... aunque no sé si en España, en este cálido verano, estamos con ganas de pensar...
A todo lo que dices habría que agregar los comienzos de la fortuna de Ortega, aprovechando el trabajo de (y quitando el sueño a) las mujeres del entorno de A Coruña, donde me contaban esas cosas. Un abrazo agradecido. Xabier Pikaza

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Lo imagino, aquí en Murcia, las familias pobres, como la mía, cosían delantales, rellenaban pica-pica en juguetes de niños o montaban juguetes infantiles. Lo sé muy, conozco de primera mano a esa canalla que se aprovecha de la necesidad ajena para explotar y obtener un lucro ciminal. Lo puede ver en marzo: Galicia y Murcia se parecen, al menos en los caciques y explotadores.
Un abrazo Xabi.

Martín dijo...

Bernardo, un saludo. Prefiero dejártelo aquí y no en RD. Allí los comentarios tienen otro estilo. Enhorabuena.

Anónimo dijo...

¡ Con la que está cayendo! Espero no recibas represalias laborales despues de lo de RD. Muy valiente,siendo laico y teniendo hijos que alimentar. ¡ Mucha suerte!

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Gracias a Dios, donde trabajo anida una rara avis llamada Libertad.

Winibal dijo...

Y sumado a todo tu comentario, tendremos que hacer autocrítica los que, como en mi caso (mea culpa), en alguna ocasión hemos ido a Zara o hemos acogido un regalo de dicha marca. La vida del profeta es dura, más dura lo es la del que está ,achacado por el sistema desde luego. Pero cada vez tengo más claro cuales son los lugares sociales de la profecía, lo difícil que resulta llevarla a cabo, pero lo apasionante de esta tarea.

Un saludo

Antonio Alvarez (VIANCES) dijo...

Yo también nací en una familia campesina muy pobre, ahora bien, allí nadie nos explotaba, lo hacía el propio campo donde tenías que trabajar de sol a sol apenas por la comida. Cuando mi padre pudo liberarse de esa miseria lo hizo trabajando para la construcción de peón de albañil. Cobraba muy poco, cierto, hoy lo consideraríamos un explotado, pero el no lo veía así. Trabajaba diez horas al día, cuatro menos que en el campo. Tenía la tarde del sábado y el domingo libre, frente a las catorce horas que trabajaba antes y por si fuera poco ¡le daban unos días de vacaciones pagados!, incluso alguna paga extra. Mi padre decía: ¡bendita explotación!, que me permite trabajar la mitad, no depender del tiempo para la cosecha ni de las muertes accidentales del ganado o de los partos. El riesgo ya no lo corría el lo asumía otro: el empresario explotador. MI padre cobraba un dinero, cosa que antes en su preciosa libertad no tenía. (Mi madre limpiaba en casas y de la misma opinión). Gracias a esa explotación pudieron conseguir que sus hijos estudiáramos carreras universitarias del mas alto nivel, cosa impensable si hubieran seguido en el campo, eso si libres como pajaritos. ¿Es mala la explotación?, depende de donde vengas y que alternativa tengas en la vida. Cuando mi madre era jóven la comida escaseaba y a veces podía ir a trabajar las tierras de algún rico, le daban una buena comida y una hogaza de pan como salario, pura explotación, pero comía bien un día y tenía pan para una semana: ¿explotación?, ella lo consideraba una bendición. Cierto que las empresas se aprovechan de esas condiciones del tercer mundo, pero gracias a esa explotación esos trabajadores quizás puedan, como mi padre, estudiar a sus hijos o al menos darles una vida mejor. Cierto que gracias a eso una persona puede acumular una gran fortuna, pero al lado de Amancio hay miles de emprendedores que no lograron nada, se arruinaron. Los conozco con nombre y apellidos, lo perdieron todo en su intento de montar una empresa, casa y propiedades incluidas. Arriesgaron, trabajaron duro y al final fracasaron. No me parece objetivo atacar por atacar a un rico. SEría mas honrado hablar con este señor en otros términos. ¿Cuantas horas trabajaba el mismo Amancio cuando salía con su r-12 a vender batas por los pueblos?, te lo digo yo: catorce horas diarias. Nunca trabajo menos horas que las mujeres que empleaba, como tantos empresarios que empiezan con negocios familiares. La mayoría trabajan mas horas que sus empleados, lo se personalmente porque lo he visto y vivido. Demagogia si, pero respeto también. Aunque yo viviera tres vidas no trabajaría en ellas completas las horas que ha trabajado este señor antes de tener la fortuna que tiene. Ha tenido suerte, pero ha trabajado y lo sigue haciendo. Pídele que te deje acompañarle una semana y verás en que consiste su jornada laboral. Muchas gracias por dejarme opinar en su blog, amigo Bernardo. Algunos ricos también trabajan y le aseguro que Amancio es uno de ellos. Solucionar la pobreza en el mundo es un problema complejo,social político y religioso, no una cruzada personal de unos cuantos ricos. El vaticano también podría solucionar la pobreza en el mundo pues es bastante más rico que este señor, se lo aseguro.

Antonio Alvarez (VIANCES) dijo...

Yo también nací en una familia campesina muy pobre, ahora bien, allí nadie nos explotaba, lo hacía el propio campo donde tenías que trabajar de sol a sol apenas por la comida. Cuando mi padre pudo liberarse de esa miseria lo hizo trabajando para la construcción de peón de albañil. Cobraba muy poco, cierto, hoy lo consideraríamos un explotado, pero el no lo veía así. Trabajaba diez horas al día, cuatro menos que en el campo. Tenía la tarde del sábado y el domingo libre, frente a las catorce horas que trabajaba antes y por si fuera poco ¡le daban unos días de vacaciones pagados!, incluso alguna paga extra. Mi padre decía: ¡bendita explotación!, que me permite trabajar la mitad, no depender del tiempo para la cosecha ni de las muertes accidentales del ganado o de los partos. El riesgo ya no lo corría el lo asumía otro: el empresario explotador. MI padre cobraba un dinero, cosa que antes en su preciosa libertad no tenía. (Mi madre limpiaba en casas y de la misma opinión). Gracias a esa explotación pudieron conseguir que sus hijos estudiáramos carreras universitarias del mas alto nivel, cosa impensable si hubieran seguido en el campo, eso si libres como pajaritos. ¿Es mala la explotación?, depende de donde vengas y que alternativa tengas en la vida. Cuando mi madre era jóven la comida escaseaba y a veces podía ir a trabajar las tierras de algún rico, le daban una buena comida y una hogaza de pan como salario, pura explotación, pero comía bien un día y tenía pan para una semana: ¿explotación?, ella lo consideraba una bendición. Cierto que las empresas se aprovechan de esas condiciones del tercer mundo, pero gracias a esa explotación esos trabajadores quizás puedan, como mi padre, estudiar a sus hijos o al menos darles una vida mejor. Cierto que gracias a eso una persona puede acumular una gran fortuna, pero al lado de Amancio hay miles de emprendedores que no lograron nada, se arruinaron. Los conozco con nombre y apellidos, lo perdieron todo en su intento de montar una empresa, casa y propiedades incluidas. Arriesgaron, trabajaron duro y al final fracasaron. No me parece objetivo atacar por atacar a un rico. SEría mas honrado hablar con este señor en otros términos. ¿Cuantas horas trabajaba el mismo Amancio cuando salía con su r-12 a vender batas por los pueblos?, te lo digo yo: catorce horas diarias. Nunca trabajo menos horas que las mujeres que empleaba, como tantos empresarios que empiezan con negocios familiares. La mayoría trabajan mas horas que sus empleados, lo se personalmente porque lo he visto y vivido. Demagogia si, pero respeto también. Aunque yo viviera tres vidas no trabajaría en ellas completas las horas que ha trabajado este señor antes de tener la fortuna que tiene. Ha tenido suerte, pero ha trabajado y lo sigue haciendo. Pídele que te deje acompañarle una semana y verás en que consiste su jornada laboral. Muchas gracias por dejarme opinar en su blog, amigo Bernardo. Algunos ricos también trabajan y le aseguro que Amancio es uno de ellos. Solucionar la pobreza en el mundo es un problema complejo,social político y religioso, no una cruzada personal de unos cuantos ricos. El vaticano también podría solucionar la pobreza en el mundo pues es bastante más rico que este señor, se lo aseguro.

Antonio Alvarez (VIANCES) dijo...

Amigo Bernardo, algunas precisiones a tu carta. Yo me crie en una aldea campesina y muy pobre del norte de España, mi padre era un hombre libre que no trabajaba a las órdenes de nadie, pero con catorce horas diarias de trabajo apenas teníamos lo justo para comer y vivir, siempre con estrecheces. Un día mi padre abandonó esa vida y se colocó como peón de albañil en una ciudad. Era un trabajador explotado, diríamos hoy en día, trabajaba diez horas diarias pero tenía la tarde del sábado y el domingo libre, incluso algunos días de vacaciones pagados, festivos y alguna paga extra. Mi padre decía: ¡bendito empresario que me explota!, su vida y la nuestra había cambiado sustancialmente, trabajaba la mitad de tiempo que antes, menos penoso, sin arriesgar nada, ni cosechas ni ganado ni partos. Otro era el que se jugaba su dinero. Mi madre también trabajaba en alguna casa con condiciones que para ella eran otra bendición. Incluso sus amas le regalaban ropa y cosas, lo que antes no podía ni soñar siquiera. ¿era explotación?, si lo era, pero para ellos no. Para ellos era una vida regalada en comparación con lo que hacían antes. No había que transportar cargas pesadas de hierba, madera, cucho, etc. A hombros, no se mojaban, no sufrían penurias y frío, etc. Amancio ha ganado mucho dinero pero te aseguro que cuando empezó vendiendo batas por los pueblos (mi abuela compró una), trabajaba catorce horas al día, tantas o más que sus empleados. Conozco y he conocido muchos empresarios que trabajan más que sus empleados y conozco muchos con nombres y apellidos que lo perdieron todo en una arriesgada apuesta por ser empresarios, su casa y sus propiedades. sigue...

Antonio Alvarez (VIANCES) dijo...

Quedaron ahogados por deudas y alguno fue incluso a la cárcel. Es fácil fijarse en el que triunfa. Claro que se aprovechará de países donde es barata la mano de obra. Pero en su país sus trabajadores se considerarán como mi padre: privilegiados de tener un sueldo con el que poder estudiar a sus hijos como mis padres pudieron gracias a esos explotadores, que sus hijos estudiásemos buenas carreras universitarias y que pudiésemos ascender en la pirámide a mejor vida que la suya. El señor Amancio sigue trabajando catorce horas diarias, se lo aseguro, pídale una visita y acompáñele unos días en su trabajo, se sorprenderá. Verdaderamente se debería regular la riqueza y no permitir que una sola persona acumule por encima de una determinada cantidad de dinero, pero eso no es problema de este señor, sino de la sociedad que no regula. Cuando el llenaba su r-12 de batas y recorría penosas carreteras de todo el norte sin comer, casi sin dormir, para vender una a una sus batas por las casas nadie pensaba que era un rico explotador de pobres. Mas bien la gente pensaba: pobre hombre que anda arrastrado vendiendo esas batas, que no para ni para comer tranquilo en un bar. Amancio no siempre fue rico. Como tantos empresarios. Para terminar con la pobreza no basta “echar mano” de cuatro ricos, eso es demagógico y de lágrima fácil. El vaticano es mas rico que este señor y podría si quisiera acabar con la pobreza en el mundo. La pobreza es un problema social, cultural y necesita una respuesta global de las sociedades que hemos salido de ella, no la expropiación de unas riquezas en particular, ganadas con mucho esfuerzo, mucho trabajo y suerte, la que no acompañó a los que fracasaron. Gracias por dejarme opinar en su blog y perdón por el comentario tan largo, pero los que hemos nacido pobres sabemos y conocemos algo del tema. Mi madre cuando era jóven a veces, conseguía poder ir a trabajar a las tierras de algún rico todo el día, le daban una buena comida y una hogaza de pan. ¿La explotaban?, si claro, pero ella era feliz, absolutamente feliz, aún se le iluminan los ojos acordándose de esas comidas y del pan que podía comer toda la semana. Yo firmo donde haga falta para cambiar el mundo. Para poner un tope máximo a las ganancias de empresas, bancos y empresarios, para cambiar las políticas de opulencia y de ostentación y consumismo desenfrenado de los países ricos. (aunque gracias a ese consumismo algunos pobres mejoran sus condiciones de vida, se lo aseguro porque lo viví). Firmo y voto por ello, pero también pido respeto para determinadas personas, como puede ser este señor, que nunca fue un militar que dio un golpe de estado para amasar su fortuna, o un cura que explotaba los recursos de su diócesis (también los había en mi pueblo y buenos explotadores, para los que había que trabajar dos días en sus tierras, gratis total, mientras ellos no hacían nada) sino un trabajador absoluto con buena salud, y un poco de suerte. Gracias de nuevo por permitirme opinar y pido disculpas por alargarme tanto.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Estimado Antonio, agradezco su intervención en este espacio, ponderada, mesurada y reflexionada. Creo que Amancio Ortega es afortunado al tener personas que, como usted, son capaces de ver el lado bueno que hay en todo lo humano. Yo no conozco a la persona de Amancio Ortega, solo juzgo los hechos y ellos me llevan a los contenidos de la Carta.
Convendrá usted conmigo que la explotación es un hecho social producido por las condiciones de una realidad determinada, es decir, que las personas en sí no son las culpables absolutas, sino que son los instrumentos de un sistema perverso que así lo permite. Le concedo que este señor trabajara mucho, nadie lo pone en duda, pero eso no legitima su fortuna. Hay mucha gente en el mundo que, a pesar de trabajar 18 horas diarias apenas pueden comer. No, el trabajo no legitima la riqueza; tampoco la suerte, no existe. Lo que explica la fortuna es unas condiciones precisas que permiten que uno o unos pocos se apropien del trabajo de muchos, porque el valor solo es producido por el trabajo humano. Ni la tierra, ni la naturaleza, ni las máquinas producen nada si no es el hombre con su esfuerzo quien lo obtiene. De ahí que, para que alguien obtenga riqueza, trabajo cosificado, deba extraerla de otros seres humanos. Esto hace al capitalismo inmoral e injusto, pero hay más: Ortega ha generado un sistema global, que se estudia en facultades de economía, por el que se aprovecha de las condiciones legales, laborales y mediambientales de países subdesarrollados y así extrae aún más trabajo=riqueza de ellos.

Estimado Antonio, comparto que la eliminación de la pobreza es un tema complejo, pero no se soluciona dentro del modelo que la produce. En el mundo hay de sobra para todos, pero una pequeña porción, el 1% de la población (de la que Ortega forma una parte importante) acapara el 90% de la riqueza. Ahí es donde hay que empezar. Yo, como cristiano, me refiero al Evangelio, a los Santos Padres y a la Doctrina Social de la Iglesia y desde ahí entiendo que todos los bienes de la tierra son comunes y que la persona humana es lo importante. Que nadie tiene derecho a más recursos de los que necesita para vivir bien y que todos somos o deberíamos ser hermanos.

Tiene usted este espacio abierto a su participación siempre. Gracias por sus precisiones.

Antonio Alvarez (VIANCES) dijo...

Gracias Bernardo, por mis fallos con el ordenador los comentarios se han repetido aunque no exactamente iguales, elimine el que le parezca y deje el otro. Estoy de acuerdo con sus planteamientos, cierto, eso no puedo negarlo, que la riqueza solo se consigue acumulando el trabajo de otros. Eso es una verdad contrastada. Ningún individuo puede el solo acumular esa riqueza. El problema es ciertamente complejo, pero difícil de acotar, ¿que debería hacer un empresario que triunfa?, ¿dejar de trabajar cuando alcanza un nivel?, me reitero en lo dicho: Voto por que los estados regulen un máximo de riqueza individual y que el resto vaya a un fondo social de distribución. Así el empresario podría seguir con su oficio y los demás saldrían beneficiados. El debate es muy complejo, Bernardo, si fuera fácil ya se habría solucionado solo. Ojala con personas como tu y otros se pueda avanzar algo, ojala sea así, me uno a vuestro deseo, aunque sea desde otras posturas y otra óptica.

Bernardo Pérez Andreo dijo...

No está nada mal tu propuesta de tomar algo de lo que sobra al empresario para darlo a la sociedad, eso es el Walfare State, la socialdemocracia que nos ha gobernado durante los últimos 60 años. Estamos ante el fin de ese modelo de capitalismo de rostro humano y avanzamos hacia el neocapitalismo feudal, pero eso es otro cantar.
Si nos sentamos a hablar seguro que salen propuestas sensatas y salimos de esto.
Un abrazo.

Antonio Alvarez (VIANCES) dijo...

Gracias Bernardo, no sólo sería tomar algo, sería tomar mucho. Digamos que un señor tiene una idea que triunfa y se hace rico, pues muy bien, ya está, ya es rico y punto. A partir de ahí su "idea", "sociedad", "negocio", etc, pasa a ser de todos, puesto que TODOS (INDISCUTIBLEMENTE) le hemos ayudado a conseguirlo. (¿cuanto es la riqueza personal?. ¿diez millones de euros por ejemplo?, algo así). El puede seguir creciendo, pero ya no por dinero, por prestigio social, personal o lo que sea. Yo no tengo capacidad ni inteligencia suficiente para diseñar ese modelo, pero me parece social, justo y posiblemente cambiaría la mentalidad del mundo. No es la filosofía cristiana de vender tu túnica, ni la comunista de dámelo todo, es algo intermedio, que no anula la iniciativa personal pero que socializa el éxito en bien de todos. Por ejemplo microsoft, coca cola, zara etc.. a los que tenéis capacidad demostrada os dejo la idea, antes o después alguna iniciativa para cambiar el mundo triunfará (como lo hizo el cristianismo que también conoces, partiendo casi de la nada.. Gracias de nuevo y no te ocupo más tiempo que tu tiempo es muy valioso y sabes aplicarlo muy bien.

Anónimo dijo...

Gracias a usted, seguimos en contacto.
Un cordial saludo.
Bernardo

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