Con mucho
dolor seguimos asistiendo al corolario de datos que demuestran que nuestro país
está entrando en una espiral de empobrecimiento generalizado de la población.
El último que hemos conocido, el más lacerante, el que debería abrir las carnes
de cualquier dignatario del Estado, de cualquier político que se precie de
ejercer tan alto honor de servicio público, es el de los niños en riesgo de
exclusión, sumidos en la pobreza, que en pocos años, si nada lo remedia,
acabará siendo pobreza severa. Sí, de esa que hace más de 60 años que no
veíamos en este país, de esa que las abuelas nos recordaban cuando poníamos
pegas a la comida o cuando simplemente insinuábamos que no queríamos repetir
comida. Pero aquella pobreza, el hambre
que se pasó en España, fue fruto de una guerra devastadora; en estos tiempos no
hemos sufrido ninguna guerra, pero empezamos a tener datos como si así
hubiera sido. Es lo que nos ha mostrado el informe de Save the children.
El informe
es demoledor para un país que un día quiso jugar la champions de la riqueza. En España hay 8.362.305 niños niñas, de
los que 2.500.329 (29.9%) viven en hogares con ingresos bajo el umbral de la
pobreza y 2.826.549 (33.8%) viven en riesgo de pobreza o exclusión social. La
suma de estas dos cifras nos deja con el dato de que uno de cada tres niños es
pobre y otro de esos tres está en riesgo de serlo si sigue la situación actual.
2 de cada 3 niños está viviendo su
infancia con el sufrimiento de no poder atender sus necesidades básicas.
Sin embargo, las familias hacen todo lo posible porque sus hijos no vivan la
situación con sufrimiento, intentando ocultarlo en la medida de sus
posibilidades. Estamos viendo cómo los muchos niños han dejado de realizar
actividades extraescolares o no pueden permitirse las salidas en el cole, o
bien no pueden mantener un nivel adecuado de vida fuera de casa para evitar
verse en la circunstancia de mostrar su pobreza. Esto es quizás lo peor de la pobreza, el sentimiento de
culpa que genera en quien la padece, como si fuera el responsable de la
misma.
El mismo
informe nos dice cuáles son las causas de esta situación: pérdida del empleo de
los sustentadores de la familia y, tan importante, precarización del empleo y
subempleo; ineficacia en la lucha contra la pobreza; recorte del gasto social;
aumento de la desigualdad y la injusticia y, lo más grave, aplicación
sistemática de políticas de exclusión, pues son estas políticas las que llevan
a la pobreza a la mitad de la población española mientras el 1% más rico ve
incrementados sus ingresos un tercio en lo que va de supuesta crisis. En España
se sigue generando más de un billón de euros de riqueza cada año, pero cada vez
existe mayor injusticia en el reparto de la misma. Bastaría con detraer un mísero 10% de la riqueza de los ricos para
acabar con la pobreza de los pobres. Si no se hace es porque no se quiere
políticamente. La riqueza y la pobreza
son realidades políticas, no eventos meteorológicos.
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