jueves, 6 de febrero de 2014

El crimen de los 2/3

Con mucho dolor seguimos asistiendo al corolario de datos que demuestran que nuestro país está entrando en una espiral de empobrecimiento generalizado de la población. El último que hemos conocido, el más lacerante, el que debería abrir las carnes de cualquier dignatario del Estado, de cualquier político que se precie de ejercer tan alto honor de servicio público, es el de los niños en riesgo de exclusión, sumidos en la pobreza, que en pocos años, si nada lo remedia, acabará siendo pobreza severa. Sí, de esa que hace más de 60 años que no veíamos en este país, de esa que las abuelas nos recordaban cuando poníamos pegas a la comida o cuando simplemente insinuábamos que no queríamos repetir comida. Pero aquella pobreza, el hambre que se pasó en España, fue fruto de una guerra devastadora; en estos tiempos no hemos sufrido ninguna guerra, pero empezamos a tener datos como si así hubiera sido. Es lo que nos ha mostrado el informe de Save the children.

El informe es demoledor para un país que un día quiso jugar la champions de la riqueza. En España hay 8.362.305 niños niñas, de los que 2.500.329 (29.9%) viven en hogares con ingresos bajo el umbral de la pobreza y 2.826.549 (33.8%) viven en riesgo de pobreza o exclusión social. La suma de estas dos cifras nos deja con el dato de que uno de cada tres niños es pobre y otro de esos tres está en riesgo de serlo si sigue la situación actual. 2 de cada 3 niños está viviendo su infancia con el sufrimiento de no poder atender sus necesidades básicas. Sin embargo, las familias hacen todo lo posible porque sus hijos no vivan la situación con sufrimiento, intentando ocultarlo en la medida de sus posibilidades. Estamos viendo cómo los muchos niños han dejado de realizar actividades extraescolares o no pueden permitirse las salidas en el cole, o bien no pueden mantener un nivel adecuado de vida fuera de casa para evitar verse en la circunstancia de mostrar su pobreza. Esto es quizás lo peor de la pobreza, el sentimiento de culpa que genera en quien la padece, como si fuera el responsable de la misma.



El mismo informe nos dice cuáles son las causas de esta situación: pérdida del empleo de los sustentadores de la familia y, tan importante, precarización del empleo y subempleo; ineficacia en la lucha contra la pobreza; recorte del gasto social; aumento de la desigualdad y la injusticia y, lo más grave, aplicación sistemática de políticas de exclusión, pues son estas políticas las que llevan a la pobreza a la mitad de la población española mientras el 1% más rico ve incrementados sus ingresos un tercio en lo que va de supuesta crisis. En España se sigue generando más de un billón de euros de riqueza cada año, pero cada vez existe mayor injusticia en el reparto de la misma. Bastaría con detraer un mísero 10% de la riqueza de los ricos para acabar con la pobreza de los pobres. Si no se hace es porque no se quiere políticamente. La riqueza y la pobreza son realidades políticas, no eventos meteorológicos.

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