Es cierto que hay una conexión entre el exceso o ausencia de alimento en unos lugares y otros, pero no lo es que tú o yo personalmente seamos culpables de ello, a lo sumo cómplices, pero en la mayoría de los casos, meros aprovechados del modelo. No, la verdadera razón de esta iniquidad reside en el modelo industrial y financiero de producción alimentario a nivel mundial. Es suficiente con ver las estadísticas de producción y consumo. En los países donde se consume de forma desaforada no es en los que se encuentran las materias primas sino las industrias procesadoras y las instituciones financieras. El resultado es que los que producen carecen de lo básico porque todo lo que se produce se exporta para conseguir divisas con las que saldar la deuda externa. De esta manera encontramos grandes extensiones de terrenos dedicados a la producción de aceite de palma, de soja, de algodón, de tabaco o de forraje para animales, mientras la población de esos lugares carece de la alimentación necesaria debido al cultivo exportable. Por otro lado nos encontramos que en los países desarrollados el consumo de carne ha llegado a 84 Kgrs. de media por persona y año, carne que ha sido producida por el forraje y la soja de aquellos otros países.
El problema central es que mientras aquellos no pueden vivir, nosotros acabaremos muriendo de esa forma de comer y producir. Recientemente se ha descubierto que los procesos industriales de los productos que contienen almidón generan en estos acrilamida, un potente cancerígeno demostrado en ratas y a falta de comprobar con humanos. Esos procesos industriales no pueden modificarse porque son los que permiten que los productos sean duraderos, sabrosos y de fácil comercialización. Lo que es muy curioso de este caso es que tras las pruebas de esto aportadas por
Somos lo que comemos, para vivir y para morir, y esta sociedad llegará al ocaso precisamente por el modus vivendi que provoca una enorme merma de la salud, una considerable destrucción medioambiental y un insostenible sistema económico. A unos les mata la falta y a otros el exceso, pero a todos el mismo sistema de producción.
2 comentarios:
Urge volver a la simplicidad. Elegir alimentos cuya producción sea sostenible con el medio ambiente, de precio justo,de salario justo a quien lo produce. eligiendo productos a ser posible sin procesar. Sin pesticidas, que respete el medio ambiente. La producción de alimentos ecologicos en España se exportan por falta de demanda. Son algo más caros, pero ayudan a mantener la salud, y no incrementar el gasto en la farmacia. Ya decía Hipócrates que tu alimento sea tu medicina. Hasta unos grandes almacenes ofertaban hoy preparados de propoleo y equinacea para fortalecer el sistema inmunologico. Podemos elegir qué alimentos llevar a casa. Tambien depende de una cierta sensibilidad espiritual. En monasterios de distintas tradiciones religiosas la comida es sencilla. Y mientras mil millones de hermanos padacen hambruna. Urge encontrar la solución. Mundo paradójico.
El "modus vivendi" provoca falta de salud, dices. Cierto, de salud física y de salud espiritual. Mientras los ricos tenemos de sobra y con lo que sobra, sobraría para alimentar a los que pasan hambre, nuestra sobra nos insensibiliza y hace que nos durmamos y nos perdamos. A los pobres me parece que la falta también les insensibiliza, les quita fuerzas, les desanima. Hay ciertos niveles de pérdida de dignidad que hasta impiden darse cuenta de donde uno está. Todo muy triste.
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