viernes, 2 de diciembre de 2011

El céntimo del carpintero José


Nada mejor para comprender la enormidad del fraude en el que estamos inmersos que echar mano de las parábolas, comparaciones y ejemplos ilustrativos. Normalmente la gente no puede hacerse una idea real del mundo financiero, resulta imposible imaginar cómo funciona realmente, sólo las comparaciones nos lo pueden permitir. Pues bien, todo el fraude se basa en algo que no se cuestiona, la teoría del interés. El interés es el fruto del ahorro, se nos dice, es el incentivo para que los ahorradores inviertan y así generar más riqueza. Cuando alguien pone su dinero en un banco a un interés determinado, es como si el dinero produjera dinero por sí mismo.

La mayoría llegan a pensar que el dinero que el banco les da es el resultado de su propio dinero prestado a otros a interés también. Pero esto no es así. En España, el ahorro apenas cubre una mínima parte de la deuda total; ni siquiera el ahorro externo podría cubrir el total de la deuda. Es falso que el ahorro es el origen del crédito y de la deuda. El dinero para tal cosa sale de otro sitio, pero ¿de dónde? Este es uno de los secretos mejor guardados del sistema financiero mundial. Sin embargo, cualquiera que lea un poquito puede descubrirlo. Pero vayamos con nuestro ejemplo del céntimo del carpintero José.

Imaginemos que al nacer su hijo, San José hubiera puesto un céntimo, o sestercio, lo mismo da, en el Banco de Galilea. Salvemos la cuestión anacrónica de tal situación. Ese céntimo, puesto en interés compuesto al 5% anual hasta hoy, ¿cuánto dinero habría generado? El sentido común diría que poco, un céntimo es poca cosa. Pero claro durante 2.000 años eso sube mucho. Pues bien, sube hasta la astronómica cantidad de 2,8 por 10 elevado a 42. Es decir, 28 seguido de 39 ceros, para convertirlo en euros. La cifra total de euros supera los 28 septillones, es decir, una cantidad irreal. Este ejemplo sirve para refutar la teoría económica neoclásica que propugna el crecimiento económica ilimitado, el dinero bancario y la existencia del interés como medio para la asignación correcta de ahorro, recursos y excedentes. Si la teoría económica imperante fuera cierta, un sólo céntimo de la época de Jesús se habría convertido hoy, en una especie de multiplicación de los dineros, superaría hoy en una cantidad infinita la riqueza actual, a pesar de las guerras y desastres de todo este tiempo. Y eso es absolutamente imposible.

La relación entre el interés, la deuda y el dinero es evidente. El dinero se crea, de la nada, como deuda, deuda que genera un interés para quien emite el dinero y que somete a aquellos que lo necesitan. En un sistema de división del trabajo, el dinero es un instrumento indispensable para la distribución de recursos, de ahí que quien controle la creación de dinero controle la economía y la apropiación de la riqueza. El dinero se crea de la deuda, de ahí que, en este modelo económico, el dinero es deuda. Cuando un banco concede un crédito no hace otra cosa que crear dinero, directamente, como en las hipotecas, o indirectamente en el caso de los demás créditos, si exceptuamos los seguros de cobertura de riesgo, causa última de esta crisis financiera.
Según las normas actuales, cuando un banco concede una hipoteca debe tener el 10% del capital que suscribe por la hipoteca. De esta manera, el 90% restante es creado en el mismo momento de firmar la hipoteca y se crea con base en la futura devolución del préstamo por parte del iluso suscriptor de la hipoteca. Dicho de otra manera, se crea un 90% del total del préstamo sobre el pago futuro, sobre el futuro. Cuando el hipotecado pague religiosamente sus cuotas, ese dinero será efectivo, pues su trabajo habrá creado la realidad de un bien hasta ese momento irreal: el dinero de la hipoteca. Pero esto no es exactamente así, porque el banco puede comprar un seguro sobre esa hipoteca y así convertirlo en un activo y por tanto en nueva fuente de dinero, con lo que la creación de dinero por este medio se hace casi infinito, llegando a la creación de la nada del dinero.
En el resto de préstamos es el banco emisor el que cubre las operaciones de crédito, con lo que es él el dios creador del dinero. Sea de una manera o de otra el dinero se crea de la deuda, osea del futuro o de la nada. Este es el problema real del momento actual. Al crear el dinero, éste se lo quedan los que pertenecen al sistema financiero y los que poseen los medio de producción y crédito. Cuanto más dinero hay a menos tocamos los que no lo poseemos y más tienen los que lo poseen. Es decir, los ricos se hacen más ricos y el resto más pobres. Este es el secreto mejor guardado del sistema financiero actual. De esta manera se ha conseguido que lo que en 2007 empezó a verse como un problema del capitalismo (basta recordar las palabras de Sarkozy sobre la refundación del capitalismo), se ha tornado un problema de los Estados. ¿Cómo hemos pasado de considerar al capitalismo, a la desregulación de los mercados y al sistema financiero, culpable de la crisis a considerar que son los Estados, sus políticos y el estado de bienestar son los culpables? La respuesta es que el modelo neoclásico ha impuesto su explicación y ha trasmutado la realidad en cuento y el cuento en realidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el céntimo de San José muestra que absurdo es nuestro sistema monetario que tenemos actualmente. La crisis en españa por la burbuja inmobiliaria que se reventó es un resultado directo de la introducción del euro y el interés compuesto. En comparación con un compañero hemos puesto en línea una herramienta para todo el mundo. La metáfora del céntimo de San José nos muestra la fuerza del crecimiento exponencial del interés compuesto en poco tiempo, si suponemos San José hubiera puesto 1 céntimo de euro en un banco hace dos mil doce años. El céntimo de San José en : http://www.grobauer.at/es_eur/josefs-pfennig.php

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