jueves, 22 de diciembre de 2011

Más claro, agua.

No sé si todavía queda algún ingenuo que no se haya percatado de quién y para qué gobierna Europa. Alguno, todavía atrapada por la maraña mediática, puede estar pensando que las medidas impulsadas por Bruselas y Frankfurt tienen la intención de sacar de la crisis a la población, pero cada vez es más patente justo lo contrario. La última medida del BCE le puede quitar las vendas a los ciegos, aunque nada puede hacerse con quien no quiere ver. El goldmanita Draghi ha decidido empezar a hacer las cosas a lo grande. Medio billón de euros para los bancos a tres años y al 1%, con la recomendación, por si no lo sabían ya, de comprar deuda pública de los Estados que ronda el 4, 5, 8 o 28 por ciento. En tres años tendrán unos beneficios netos medios de 75 mil millones de euros, con lo que podrán ir saneando sus balances, por supuesto que a costa de los Estados, que no reciben ni un euro al 1%, como ellos. Claro, es por que la Constitución europea lo prohíbe, loada sea por siempre, amén.
Siempre me acuerdo de aquél chiste malo sobre un adivino que da clases para aprender. Si lo recuerdan no es necesario contarlo. ¿Va a ser necesario que lleguemos hasta el final para que todo el mundo se dé cuenta de que lo que se está haciendo es romper las reglas del juego de los últimos cincuenta años y reconducir el modelo capitalista hacia una barbarie total? Seguramente sí.
Esto es lo triste de esta situación. En España es muy evidente, más aún después del nombramiento de un ex miembro de la dirección de Lehman Brothers en Europa para dirigir la economía. Se hace ostensible que las medidas a adoptar van por la vía de salvar a las élites, salvar a los bancos y los banqueros y demoler la estructura social de protección de los derechos humanos. Si el nuevo gobierno cumple los objetivos de déficit sin subir los impuestos a las clases altas, entonces sólo queda la destrucción total del Estado de Bienestar. A los 16,5 mil millones de euros que nombró Rajoy, hay que añadir los casi 20 mil más que habrá que cubrir del déficit de este año, más los 10 mil millones de exenciones fiscales anunciadas para las empresas. Si a esto sumamos los 50 mil millones que supondría la creación del famoso banco malo, entonces hablamos de un verdadero tsunami destructor de la sociedad española. Y todo para que no paguen los que han causado este problema y los que disfrutan del dinero.

Más claro, agua.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Bernardo, no te conocía... Estoy tan metido en mis libros y cosas que no sabía que estuvieras por aquí. Me alegro de encontrarte y de sentirme en sintonía contigo. Lo que dices "va a misa". Es lo que hay, nos queda "resistir", como decía el Apocalipsis.

Unknown dijo...

He puesto un comentario anterior, pero no sé si sale. No soy experto en cuestiones informáticas. Sólo quería saludar a Bernardo, diciéndole que me siento cerca sus planteamientos y feliz de poder dialogar con ellos. Xabier Pikaza

Bernardo Pérez Andreo dijo...

Gracias, Xabier. Ya sabes que te sigo, desde hace mucho, cuando era alumno de Teología. Tus libros y reflexiones están detrás de mucho de lo que aquí se dice.

Un abrazo.

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